Como a Tántalo, se le ofrecen bandejas repletas de gominolas y tabletas de chocolate negro. Pero estas sí se dejan alcanzar por sus manos ansiosas. Los dedos, en cambio, se niegan a introducirse en su garganta y provocar el vómito. Frente a ella se yergue, imperturbable, la luna de un espejo.
Demasiadas lecturas nos ofreces en tan poquitas palabras. Una triste realidad.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Es muuuuyyy bueno, y duro durísimo.
ResponderEliminarElisa, un microrrelato duro que muestra esa enfermedad tan devastadora, que por desgracia, cuando agarra a una persona es difícil que la suelte.
ResponderEliminar¡Menudos Dardos te has marcado! No ha habido quién te tosiera, así que ahora en la final a seguir igual. ¡Suerte!
Abrazos.