Con Laura la vida era una emocionante carretera de montaña,
llena de rampas y descensos, curvas y precipicios. Desde que se marchó es una
autopista gris y rutinaria. Por eso a veces,
cuando vuelvo a la soledad de mi adosado, la tomo en sentido contrario.
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ResponderEliminarUfff...tremendo. Creo recordarlo de las justas, pero allí, entre tantos relatos, a veces no se para uno mucho con cada uno. Ahora, aquí, me parece impresinante. Un gran metáfora. Me saco el sombrero.
EliminarSaludísimos.
Muy impactante y muy bien escrito tu micro. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.