Primavera temprana en Albarracín (Teruel) |
Sale del mercado arrastrando el carrito —un cuarto de boquerones, dos manzanas, cincuenta gramos de jamón de York— y, en pleno febrero, una ráfaga de primavera le levanta los lutos de la falda. Casi sin aliento busca un banco al sol, despega las piernas. Los dedos del viento se demoran acariciándole el interior suave de los muslos. Ella sonríe, entre pícara y avergonzada. Hasta hoy nunca le había faltado a su difunto.