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Me lo encontré casualmente al salir de la confitería La Gloria —todos los viernes acompaño a mi madre a la capilla del Santo Ángel para la misa de siete y la espero allí, merendando chocolate con churros—. Seguía teniendo la misma sonrisa mezcla de seducción y desvalimiento con la que me conquistó tantos años atrás; aquella tras la que se atrincheraba un carácter inestable y sombrío que me había desquiciado durante casi tres años. Me contó que había escrito una novela. Hay mucho en ella de aquel noviazgo nuestro, casi adolescente, dijo.
Como una boba, me apresuré a comprarla. Eran unas memorias autoeditadas, su ajuste de cuentas con el mundo. Y allí estaba yo, bajo nombre supuesto, seis renglones en la página 225. Me sentí estafada.
A la mujer por la que me dejó le dedicaba una línea, en la 314. No muy halagüeña. Seis a uno; después de todo, los diez euros no resultaron tan mala inversión.
Nos descubrimos en la vida de otros, comparamos y a veces nos sorprendemos con los resultados. Genial!
ResponderEliminarCreo que, aunque sean odiosas, las comparaciones son inevitables. Gracias por comentar, Pilar.
EliminarHola Elisa, me encantó, buen final el seis a uno.
ResponderEliminarUna pregunta, me encantó ver que usaste la palabra "boba", ¿es de uso habitual aquí? Se usa mucho en Uruguay, no así en Argentina que se usa la palabra "tonta".
Cariños,
Myriam
Miriam, creo que aquí se usan ambas. Mi suegra zamorana usaba mucho lo de boba (y por ende, mi marido también); mi familia canaria una palabra que solo les he oído a ellos: bobería. Para mí boba y tonta no son exactamente sinónimas, es decir, no las usaría en el mismo contexto, aunque me resulta difícil precisar en qué consiste la diferencia.
EliminarMuy buena idea, y mejores observaciones para semblantear al tipo. Lo de 'memorias autoeditadas' y la cantidad de líneas y el número de las páginas es muy revelador. Tremendo mamotreto, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Elisa.
Mónica, me encanta tu lectura, que te hayas centrado en el tipo, ja, ja, si tú supieras...
EliminarDan ganas de saber de qué hablaba el resto de la novela...
ResponderEliminarMuy bien contado. Un beso.
Gracias, Ricardo, compañero de fatigas educativas.
EliminarVes?, si es que el que no se conforma es porque no quiere...
ResponderEliminarPues eso, pero guardar el deseo de revancha durante tanto tiempo no es sano, no.
EliminarUn abrazo.