Tras años de introducir dentro del crisol la mezcla de pelos, piel y esperma y de rodearlo con estiércol de caballo para mantener la temperatura, el viejo alquimista vislumbra por primera vez en su fondo la criatura quebradiza, casi sin sustancia, aún carente de vida. En secreto la alimenta con sangre humana hasta que, al fin, una madrugada lo despiertan sus gemidos desconsolados. Las impacientes manos del anciano extraen del recipiente un homúnculo de piel rosada, perfectamente constituído, aunque de un tamaño mayor del que imaginaba e, incapaz de calmar su llanto, reclama la ayuda de su joven criada que acude presurosa, se desabotona el corpiño, acerca al pequeño ser a su pecho y lo deja succionar hasta que se calma.
El entusiasmo por el éxito de su experimento no permite al sabio apreciar las ojeras de la muchacha, ni la repentina estilización de su cintura, ni el alivio que refleja su rostro. Mientras tanto, en el corral, las gallinas picotean el cadáver semitransparente de un hombrecillo diminuto.
Una puerta a un terrible abismo.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Enhorabuena, Elisa. Un excelente y aterrador microrrelato.
ResponderEliminarBesos a pares.
Elisa, me has dejado boquiabierta. En el exacto sentido del término.
ResponderEliminarMerecidísimo honor el que has recibido.
Chapeau!!!!!!
Me parece una narración exquisita que genera una atmósfera siniestra. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Felicitaciones, Elisa! Y que conste que yo lo voté en la porra :)
ResponderEliminarSaludos.
Excelente micro, Elisa, ya te lo había dicho. En realidad es como si tuviera dos finales: el que ya uno supone y el texto confirma y el plus de ese giro que no esperás y sorprende e impresiona con esa imagen tan fuerte.
ResponderEliminarUn abrazo, y más felicitaciones.
Gracias, Pablo, Lola, Patricia, Pedro.
ResponderEliminarGabriel, fuiste el único, qué suerte tuve de que el jurado coincidió contigo. (Y que conste que en esto de las porras yo soy sincera, en absoluto se trata de un toma y daca).
Gracias de nuevo, Mónica, ese giro fue de esas ocurrencias repentinas, que apareció cuando estaba cerrando el micro, y creo que es justo lo que le da interés al texto.
Besos a todos, sin vosotros este blog no tendría sentido.
Inquietante. Contradictorio. Y aterrador. Me gustó.
ResponderEliminarDescripciones perfectas y ambientación sublime. El giro del final muy bueno. Solo me resta decir, enhorabuena por la selección en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente Elisa, precioso. No sé qué decirte, me ha encantado. Por cierto, el alquimista un sabio pero la criada... ella sí que supo ;-). Muy buena historia y el honor mercidísimo, sí señora.
ResponderEliminarBesos
Por supuesto, Elisa. Yo también elijo las que considero mejores y, entre éstas en caso de ser muchas y compartir un nivel parejo, las que más me gustan. De lo contrario la porra no tendría sentido. Lo que pasa es que tú tienes la insólita manía de ubicar casi siempre al menos un micro en tal posición :)
ResponderEliminarFernando, Maite, gracias por los comentarios.
ResponderEliminarJe, je, sí Rocío, aunque todo el mundo habla de que es un texto inquietante o siniestro, yo me alegro por la muchacha y espero que el cambiazo le depare al niño un futuro mejor del que le hubiese correspondido de otro modo, tal vez el alquimista le enseñó toda su ciencia. El homúnculo, en cambio, se quedó en aborto.
Gabriel, claro que yo pienso que eres sincero, lo que ocurre es que, aunque tenía decididas mis elegidas de febrero hace unos días, no rellené mi porra hasta ayer y no quería que tú fueses a pensar que lo hacía por corresponder :).
ResponderEliminarDe todas formas ya tenías conocimiento de mi entusiasmo por "Abracadabra", una de las mejores minis que he leído, además con un espíritu vital y optimista que no es frecuente en el género.
Un micro de alto vuelo Elisa. Tanto por lo cuenta como por lo que sugiere. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarBesos,
Elisa, con este micro demuestras maestría. Cada pieza en su sitio y al ritmo adecuado.
ResponderEliminarUna maravilla de micro que se lee solo.
Un beso.
Felicitaciones, Elisa. Muy bueno.
ResponderEliminarMás abrazos.
Claudia, Torcuato, Manolo, me alegra mucho que os guste.
ResponderEliminarGabriel, ;).
Un relato increíble. Una narración impecable con un ritmo perfecto. Y la historia, asombrosa.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Un beso.
Le deja a uno con una sensación de inquietud bastante desagradable, que al fin y al cabo supongo que es lo que querías transmitir.
ResponderEliminar¡¡ Supremo !!
Enhorabuena por lo de miNatura Elisa, me ha alegrado ver tu nombre ahí. Un pasito más para vivir del cuento jeje(sonrisa complice...)
ResponderEliminarNo había leído el micro, en su día se me pasó pero está muy guapo (vaya un crítico que me estoy hecho, jaja)
Disfruta del premio.
¡Fabuloso Elsa! ¡Bravo campeona! Un abrazo.
ResponderEliminarDanik
¡Felicidades Elisa! Ya está, ya lo he leído, y menos mal que lo he hecho a plena luz del día, porque daba un poco de "culi".
ResponderEliminarEnhorabuena, Guapa ;)
Un abrazo
:)
Elisa, he llegado aquí siguiendo el sendero de Sara Lew, y he decidido quedarme.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato, como nos llevas por un camino, serpenteando entre dudas, para tirarnos por un precipicio. Esos es un micro.
Un abrazo.
lo importante es participar, pero ganar debe de ser la leche ;-) felicidades.
ResponderEliminarHola Elisa, yo también participé en el concurso de la revista miNatura, del que fuiste ganadora con este relato, te felicito, es excelente, yo fui finalista con Zombie en la ruta 6.
ResponderEliminarEs que es realmente fenomenal en todos los aspectos, cómo no te va a dar alegrías. Enhorabuena.
ResponderEliminarTecnoprofe, Gotzon, Danik, Acuática, Xavier, vitt, marielai, Susana, gracias por llegar hasta aquí para leer el relato.
ResponderEliminarGotzon, a la cosecha del año (8 libros y una noche de parador) le sumo una memoria flash de 4 gigas. Para vivir del cuento... a ti por lo menos te dieron unas cajitas de vino de rioja.
Enhorabuena Elisa!!!
ResponderEliminarMagnífico. Llego un poco tarde y es que siempre se me escapan algunas cosas importantes, ays
Un saludo indio