Éste que veis aquí, cubierto de dentelladas y garrapatas, es Philos, el fiel compañero de Aracne, la muchacha de ágiles dedos que osó desafiar a Palas Atenea. Privado de los cuidados de su ama, vaga por la ciudad acompañado de una jauría de canes que se disputan los despojos con las aves carroñeras. Mas todas las noches regresa al jardín de su antiguo hogar y persigue, enloquecido, el rastro de Aracne entre los setos. Afortunadamente, es incapaz de oír cómo ella lo maldice cuando, en su afán, destroza las redes que se ve obligada a tejer sin descanso para conseguir su sustento y el de su prole.
De la importancia de la aplicación en el estudio
Tras las brillantes victorias de la tortuga sobre Aquiles y sobre la liebre, la zorra, siempre al quite, organizó un negocio de apuestas: la gacela compitió con el erizo, el antílope con el oso hormiguero, el guepardo con el perezoso… Frente al asno, el elefante era el claro favorito, lástima que tomó demasiado impulso. Muchos años después, los tripulantes de una nave procedente de un lejano planeta lo avistaron orbitando en torno a Júpiter y lamentándose aún por no haber prestado atención cuando en la escuela le explicaron las leyes de la inercia.
Las mil y una revisitadas
Dedicada al elefante funambulista.
El elefante, sobre la tela de una araña, tomaba más y más impulso en su balanceo hasta que salió despedido y, atravesando la atmósfera, llegó al espacio exterior. Inmediatamente fue avistado por un comando de extraterrestres hambrientos. Salvó la vida no más por su inagotable capacidad de inventar historias.
Del poder de la literatura
Andaban los ratones discutiendo quién le ponía el cascabel al gato cuando se ofreció voluntaria una ratona letrada y marisabidilla. Ocultando tras de sí la esquila, se acercó al gato y, ante el estupor de éste, comenzó a narrarle la historia de aquella muchacha, de nombre Sherezade, que casó con un rey despechado. El nerviosismo inicial de la ratona se fue disipando al observar la sonrisa del minino, que esperaba a que ella, al llegar al momento culminante de su narración, paladeara el triunfo.
—Lástima que la diversión previa a la cena no exija siempre tan poco esfuerzo por mi parte— piensa mientras la sorprende con un zarpazo y la engulle de un bocado.
Imágenes de Alejandro Gelaz