Fotografía de Lucas Ninno en Flickr |
Todas las tardes, al salir del colegio, jugábamos al fútbol en el solar. Solo que yo, chiquitajo y recién llegado al barrio, me las pasaba chupando banquillo. Hasta el día en que, arrimándome al grandullón que hacía de entrenador, levanté la tapa de la fiambrera. “Núñez, de delantero”, gritó el Joaqui mientras se apoderaba del almuerzo al que yo había renunciado a mediodía. A partir de entonces, conseguí jugar unos minutos de cada partido, los mismos que el Joaqui empleaba en devorar con apresurados mordiscos aquellas tortillas jugosas y tentadoras, la especialidad de mi madre.
Todo tiene un precio.
ResponderEliminarQuien algo quiere, algo le cuesta.
"Tortillas jugosas y tentadoras", no me extraña que el Joaqui las "devorara con apresurados mordiscos". Me ha gustado tu relato. Refleja la organización de las pandillas, de la supremacía del grandullón, de la inteligencia o astucia del que no posee la fuerza física...
Muy bien dibujada la historia: cercana.
Un saludo.
Gracias, Petra, un saludo, visité tu blog y me encontré con la sorpresa de que había leído cosas tuyas en el Premio de literatura móvil.
EliminarAsí es como deben de funcionar las pandillas, donde cada uno tiene su sitio. Y sólo la astucia del más espabilado consigue descubrir el punto flaco del grandullón y derrotarlo.
ResponderEliminarUn gusto leerte, Elisa.
Besos.
Sí, MJ, pero encontrar el punto flaco del abusón puede tener un coste demasiado alto.
EliminarUn abrazo.
Ji,ji, ...la picaresca de los críos es mucho más inteligente que la de los adultos. A este le perdía el estómago, y unos cuantos mordiscos le relegaban al banquillo de los zampabollos. De mayor no sé cuál será su perdición, pero fijo que por un bocadillo, no es capaz de ceder su sitio. ¿Lo hará por otras cosas? ...
ResponderEliminarMe gustó la forma en que lo has contado.
Besos.
Gracias, Laura, un beso.
EliminarMe encantan tus micros de niños, sabes captar esos momentos en los que se pueden conseguir las cosas con ingenio y un bocadillo :-)
ResponderEliminarsaludillos
El ingenio es la baza de los que no ejercen la fuerza. Tendremos que aguzarlo en estos tiempos, Puck.
EliminarSaludillos de vuelta (con dos o tres croac alborozados).
sí, muy bien contado, esas tretas para poder participar en los juegos de la pandilla.
ResponderEliminarBesitos
Besos, Elysa, es un placer verte por aquí.
EliminarHambre de gloria o la gloria del hambre, según se mire, Elisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, claro, según se mire :-).
EliminarOtro abrazo Miguelángel.
bien jugado ;-)
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