7 jun 2012

Hambre de gloria

Fotografía de Lucas Ninno en Flickr


Todas las tardes, al salir del colegio, jugábamos al fútbol en el solar. Solo que yo, chiquitajo y recién llegado al barrio, me las pasaba chupando banquillo. Hasta el día en que, arrimándome al grandullón que hacía de entrenador, levanté la tapa de la fiambrera. “Núñez, de delantero”, gritó el Joaqui mientras se apoderaba del almuerzo al que yo había renunciado a mediodía. A partir de entonces, conseguí jugar unos minutos de cada partido, los mismos que el Joaqui empleaba en devorar con apresurados mordiscos aquellas tortillas jugosas y tentadoras, la especialidad de mi madre.

13 comentarios:

  1. Todo tiene un precio.
    Quien algo quiere, algo le cuesta.

    "Tortillas jugosas y tentadoras", no me extraña que el Joaqui las "devorara con apresurados mordiscos". Me ha gustado tu relato. Refleja la organización de las pandillas, de la supremacía del grandullón, de la inteligencia o astucia del que no posee la fuerza física...
    Muy bien dibujada la historia: cercana.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Petra, un saludo, visité tu blog y me encontré con la sorpresa de que había leído cosas tuyas en el Premio de literatura móvil.

      Eliminar
  2. Así es como deben de funcionar las pandillas, donde cada uno tiene su sitio. Y sólo la astucia del más espabilado consigue descubrir el punto flaco del grandullón y derrotarlo.
    Un gusto leerte, Elisa.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, MJ, pero encontrar el punto flaco del abusón puede tener un coste demasiado alto.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Ji,ji, ...la picaresca de los críos es mucho más inteligente que la de los adultos. A este le perdía el estómago, y unos cuantos mordiscos le relegaban al banquillo de los zampabollos. De mayor no sé cuál será su perdición, pero fijo que por un bocadillo, no es capaz de ceder su sitio. ¿Lo hará por otras cosas? ...

    Me gustó la forma en que lo has contado.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Me encantan tus micros de niños, sabes captar esos momentos en los que se pueden conseguir las cosas con ingenio y un bocadillo :-)
    saludillos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El ingenio es la baza de los que no ejercen la fuerza. Tendremos que aguzarlo en estos tiempos, Puck.
      Saludillos de vuelta (con dos o tres croac alborozados).

      Eliminar
  5. sí, muy bien contado, esas tretas para poder participar en los juegos de la pandilla.

    Besitos

    ResponderEliminar
  6. Hambre de gloria o la gloria del hambre, según se mire, Elisa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, claro, según se mire :-).
      Otro abrazo Miguelángel.

      Eliminar

¡Gracias por comentar!