Gloria Torner, Caracola |
En las noches de mar en calma el sonido de la caracola desgarra el silencio. Su timbre melodioso alcanza tesituras de soprano. Los marinos, confundiéndola con el canto traicionero de las sirenas, modifican la derrota de sus naves para evitar la isla. Lejos de desesperarse, el náufrago dedica las horas infinitas al perfeccionamiento de su sofisticada técnica instrumental.
¡Qué magnífico juego de inversión! Enhorabuena.
ResponderEliminarSiempre me han atraído las historias de náufragos.
ResponderEliminarA éste me lo imagino deleitándose con su caracola, sabiendo que es el único que tiene el privilegio de gozar de su sonido, fingiendo que se desespera cada vez que un barco pasa de largo pero, en lo más hondo de su corazón, agradeciendo poder seguir dedicándose a su pasión.
Me gustó :)
ResponderEliminarTodo el tiempo del mundo para hacer lo que ama.
¡Saludos, Elisa!
Tenía todo lo que quería.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Y él no debe entender por qué no llega ningún barco.
ResponderEliminarAbrazos.
Y mientras va perfeccionando su caracola se hace más y más náufrago.
ResponderEliminarBesitos
Y mientras tanto, él a solas con su virtuosismo y el tiempo infinito.
ResponderEliminarLírica y música al servicio de este bellísimo micro, Elisa.
Un beso.
la soledad del artista. quizá buscada.
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