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En la imagen, el micro tuneado que llevé para todos los participantes (aunque alguno se debió quedar sin él, porque pensé que éramos menos). La versión que le tocó a Puck en el sorteo era de mayor tamaño y con un texto ligeramente diferente. A la arpía la retraté hace un par de semanas en la ermita románica de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar (Palencia), a cuyo interior pudimos acceder gracias a la señora Mercedes, que nos dejó amablemente las llaves tomando en prenda nuestro DNI.
Para la lectura en la librería Tres rosas amarillas elegí otro texto, Aguedilla, por el cual tengo debilidad y que encajó perfectamente con la presentación que para mí tenía preparada Fernando. (Lo dejo aquí dicho porque Pablo me preguntó si estaba publicado en el blog).
Y con esta entrada termina el ciclo de la megaquedada y recuperamos la normalidad :(. Espero que volvamos a romperla pronto.
Gracias por ese micro de regalo, una maravillosa propina. Lo cierto es que eres única para trasladarnos al pasado, no se cómo lo haces, me parece dificilísimo, pero lo haces y ¡cómo!
ResponderEliminarUn beso (ya siempre te recordaré con una sonrisa de oreja a oreja, qué suerte tengo)
Creo que Aguedilla te iba como anillo al dedo. No sé si fue por la forma de leerlo, por tu acento o por las dos cosas pero seguro que ese texto no me habría gustado tanto de haberlo leído otra persona.
ResponderEliminarSaludos
P.D. De haber sabido que faltaron micros tuneados te habríamos dado uno. A casa, tú sabes el porqué, llegaron dos.
Maravilla de micro, Elisa. Su magia no tiene par. Qué placer de lectura! Gracias.
ResponderEliminarBesos admirados
Otra muestra más del nivelazo y calidad que hay actualmente en los blogs. Un abrazo grande.
ResponderEliminar¡Qué fantástico tuneo que hiciste! Ese micro es encantador y la fotografía: perfecta, con historia y todo.
ResponderEliminarHermoso regalo para los microrrelatistas.
Un abrazo, Elisa.
Bonito tuneado, tunanta.
ResponderEliminarBesos, mil.
Luisa, es ponerse, leer y que te guste, no hay más.
ResponderEliminarGracias, Miguel, no sé si te dije que formo parte de un grupo de chalados que recita textos memorizados por bibliotecas, escuelas, ferias del libro e incluso cárceles. Alguna experiencia tengo, aunque nunca había leído en público un micro mío.
Ay, Patricia, qué mimados nos tienes. Si un día nos faltan tus palabras nos va a dar una depre.
Un abrazo, Maite, gracias por lo del nivelazo.
Mónica, me alegra que te guste el micro.
Gracias también a ti, Lola, otros mil besos.
Elisa, muchísimas gracias por el micro. El mío debió quedarse en la mesa del restaurante con todo el ajetreo del intercambio. Menos mal que le diste uno a mi madre...
ResponderEliminarGracias reina ;)
El micro Aguedilla lo leíste genial, lo había leído por aquí, es precioso, pero escuchártelo fue una maravilla, con ese tono resalao que le diste... En cuanto a nuestro regalo, fue un detallazo y me hizo mucha gracia la esfinge simplona... En fin que fue una gozada conocerte y compartir un ratín contigo y con todos. Besos
ResponderEliminarMarina, gracias a ti por comentar. Nos tienen en vilo esos chicos de las justas, qué tensión...
ResponderEliminarPuri, de prestado andas con el Internet ¿no? Perder el Internet después de la reunión es un buen fastidio, con todo el tejemaneje que nos traemos, que si fotos, que si vídeos, que si tuneos, que si comentarios. Ten cuidado al ponerte al día, no te de un atracón.
También fue un gustazo conocerte. Era la primera vez que leía un micro mío en voz alta, ante un auditorio, me algro que quedara bien.
Besos a las dos.
Elisa, estuviste magnífica leyendo tu relato, ahora ya sé que eres De armas, ya me voy aclarando con los apodos, pativanesca...
ResponderEliminarun besazo
Beatriz