6 feb 2011

Perfeccionista

Domador, de Magicomora en Deviantart

Aspiraba a ser el mejor domador jamás conocido. Sus fieras, sometido el instinto a la autoridad del látigo, eran capaces de alinearse ordenadamente,  de encaramarse en estrechos taburetes, de atravesar aros de fuego y de trenzar complicados pasos al ritmo de la música. El día en que, tras una amenaza de huelga, las sentó a negociar y consiguió que firmaran un convenio que detallaba las horas y condiciones de trabajo y estipulaba un periodo anual de vacaciones, alcanzó por fin su objetivo: la domesticación total.

Una versión de este microrrelato se publicó en el Vendaval de micros 2010, convocado por Pablo Gonz.

17 comentarios:

  1. O sea que lo del domador es una metáfora para jefe burocrático.Así sucede, has mostrado la realidad en toda su excelsa desnudez.

    ResponderEliminar
  2. Muy buena e inteligente crítica. Todos estamos domesticados, hasta el que se cree un rebelde. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Estoy totalmente de acuerdo con este micro tan políticamente incorrecto. Muy bueno, Elisa.
    Besos.

    PD. Gracias por la publi del concurso.

    ResponderEliminar
  4. Hablando de domadores una canción dice: muchos humanos son importantes/ sillamediante, latigo en mano.
    A cada domador el suyo (que mientras menos se parezca a un látigo real, más duro golpeará)

    Me encantó Elisa!

    ResponderEliminar
  5. Qué domesticada me siento... uf
    Un beso

    ResponderEliminar
  6. Terrible, Elisa.
    El domador podrá cambiar su látigo por estilográfica y maletín. Con o sin chaqueta de pana.
    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Cuanto más conseguimos más cedemos...
    Domesticados estamos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Menos mal que nos queda la esperanza en que la naturaleza animal es capaz de aflorar en cualquier momento. La historia está repleta de domadores conspicuos que se han visto sorprendidos por una repentina e instantánea explosión de los instintos sepultados.

    ResponderEliminar
  9. Muy buena y original manera de hablarnos de la domesticación de todo bicho viviente.

    Besos pareados.

    ResponderEliminar
  10. Lo más triste es cuando hacemos de la domesticación un sinónimo de civilización.
    Como siempre un texto genial Elisa!
    Saludos!

    ResponderEliminar
  11. Muy bueno, Elisa. Bien escrito, como siempre, y muy necesario.
    Abrazos rebeldes (con causa),
    PABLO GONZ

    ResponderEliminar
  12. Os agradezco muchísimo a todos los comentarios, y más ahora, que yo comento poco por falta de tiempo. El número de blogs interesantes no para de aumentar y ya no doy abasto a tanta lectura.

    Me encanta las interpretaciones que habéis hecho del texto, aunque más o menos yo iba por ahí, cada una de vuestras aportaciones da un matiz distinto y me hace pensar.

    Abrazos a todos.

    ResponderEliminar
  13. Perfecto paralelismo con la realidad actual. Tenemos lo que nos merecemos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  14. Al final todos estamos domesticados y sometidos. Somos unas fieras mansas. Espero que algún día levantemos la cabeza bien alto y pongamos límites.

    Muy buen texto.

    Un saludo.

    Iria L.

    ResponderEliminar
  15. Miguel, lo que nos merecemos, sí, aunque realmente tampoco hay muchas posibilidades para escoger.

    Sí, Iria, lo peor es que últimamente los límites, en lugar de ampliarse, cada vez se estrechan más.

    Un abrazo a los dos, y gracias por venir.

    ResponderEliminar
  16. Brutal, Elisa.
    Ayer estuve en un foro de diálogo callejero (empezaron unos 8, ayer éramos más de 100), y había uno poco domesticado, que lo único que decía era: a dugüello, a degüello con ellos. Como se enteren, envían a tu domador el viernes que viene.
    Me encantó.

    ResponderEliminar
  17. qué bueno que estuvo, suena como un envejecer tranquilo y conmovedor.

    ResponderEliminar

¡Gracias por comentar!