Ilustración del pintor Jaceck Yerka |
Aunque se dejan ver en raras ocasiones, esas criaturas siguen habitando entre nosotros. De costumbres nocturnas, duermen hasta altas horas de la mañana y permanecen refugiadas en sus escondrijos durante el día. Al caer el sol salen a merodear con sus congéneres y no regresan hasta que los alertan las primeras luces del amanecer. En esos últimos momentos de actividad antes de dejarse caer rendidos los oímos arrastrar muebles, abrir y cerrar cajones o dejar correr el agua de grifos y cisternas. Una desaforada voracidad los lleva a atacar nuestras reservas de provisiones dejando tras de sí un rastro de migas, cáscaras y mondas que me veo obligada a recoger sin desmayo. A veces encuentro, esparcidos por el salón o los baños, otros despojos nauseabundos que confirman su presencia. Solo los veo el viernes por la tarde, cuando antes de marchar me acechan en el pasillo y, entre dientes, solicitan la paga semanal.
Primer lugar en la Marina de Ficticia, enero 2012. En esta ocasión la jurado fue la dramaturga y narradora argentina Patricia Suárez.
Primer lugar en la Marina de Ficticia, enero 2012. En esta ocasión la jurado fue la dramaturga y narradora argentina Patricia Suárez.
¡Hiperrrrrealista!
ResponderEliminar¿Te suenan de algo? :-)
Eliminar¡Jajaja! La verdad es que son lo más parecido a fantasmas.
ResponderEliminar¡Qué gran micro, Elisa! Consigues mantener el suspense hasta la última frase, que lo cierra de un modo magistral.
Un beso.
Muy bueno y como dice Joaquín pasa de ser un cuento fantástico a uno hiperrealista. Recuerdo a mi padre cuando "coincidiamos en casa". ¿Tu quién eres? me decia con sorna. "El Sombra" me llamaba.
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído nunca. Impecablemente escrito, de corte fantástico y verdadero, verdadero como la vida misma. Al final, después de disfratarlo entero, me ha arrancado una sonrisa de oreja a oreja y después se me ha quedado una cara de tonta, y la maldita frase esa de cuando seas padre comerás huevos. Antes eramos esclavos de nuestros padres y ahora somos esclavos de nuestros hijos. Si no sé no vengo. Un beso Elisa.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarParece un espiral ascendente hacia lo fantástico y nos aterriza inesperadamente en tierra. Ahí, pues, uno de sus méritos. Pensar que este micro tuvo un no y un sí.
ResponderEliminarSaludos
PD. El comentario anterior era este mismo pero lo suprimí por un "horror" de ortografía.
jajajaja yo esperando fantasmas, almas en pena... jajaja y aparecen ellos!!!!! Muy, muy bueno
ResponderEliminarsaludillos
Jjaja, qué bueno. Es que hasta el último momento encaja perfectamente con lo otros otros, y cuendo resulta que son estos otros, compruebas lo que llegan a parecerse en sus costumbres los unos a los otros.
ResponderEliminarUn abrazo,jajaj
¡Que divertido! Aunque cuando lo pienso fríamente me da horror pensar la que me espera
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