Fotografia tomada de Wikimedia Commons |
Vacía la furgoneta, dispone el género en los expositores y, antes de que comience a llegar la clientela, escribe con su caligrafía cuidadosa. Haikus, greguerías y microrrelatos abarrotan los pliegos de papel de estraza. Él es escritor, y vive de su arte. Si tiene el capricho de hacer cucuruchos con su obra para envolver los tomates, peras y coliflores con que obsequia a los lectores, eso es algo que sólo a él le importa.
Publicado en El Microrrelatista.
Publicado en El Microrrelatista.
Sutil ironía se desprende de este cuidadoso texto.
ResponderEliminarMe gusta mucho, Elisa.
Un beso.
¡Que lujo acariciar los tomates con palabras! seguro que están mucho más sabrosos y a lo mejor un día de éstos le compra un kilo de peras un editor y cambia su suerte.
ResponderEliminarUn beso,
Lujo el mío, de que paséis por aquí y me digáis que lo habéis disfrutado.
ResponderEliminarEsperanza, aunque pase el editor no creo que las ganancias le den para cerrar el puesto. En mi mercado tenemos un carnicero escritor que adorna el puesto con las reseñas de sus libros. Si disfruta escribiendo, ya tiene mucho.
Besos a las dos.
Si todos esperásemos ganarnos la vida con las letras el mundo estaría mudo...Me ha encantado tu texto Elisa.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Nuestras razones son sólo nuestras. Si disfruta escribiendo y regalando sus palabras bien afortunado que es el hombre. Me ha encantado Elisa. Siempre que visito tu Blog me voy con buen sabor de boca. Un beso. Mar Horno
ResponderEliminarComo las galletas de la suerte. Estaría bien eso de encontrarte un poema entre la compra.
ResponderEliminarMe gustó mucho
Qué envidia me dan sus clientes. Qué suerte, literatura de regalo con cada kilo de naranjas, y qué buena idea.
ResponderEliminarEs un modo envidiable de ser feliz. Cuánta sabiduría en un simple frutero, y qué bien expones las contradicciones de la vida: haces que parezcan sencillitas, sencillitas.
ResponderEliminarAbrazos.
Excelente vuelta de tuerca, Elisa. Una original forma de vivir del arte, algo muy difícil de lograr. Difundirlo se puede y si no fíjate esta historia: en uno de los barrios más antiguos de mi ciudad, hay un tendero que se ha pasado la vida escribiendo frases y poemas de su inspiración (tiene una onda autoayuda) en una pizarra o en carteles que cuelga en su tienda de ropa. Las clientas encantadas; le dijeron que quisieran leerlo en un libro y lo han animado a que lo haga. Una amiga está emprolijando sus originales y dentro de poco: presentación de obra. Ya tiene libros encargados antes de la publicación.
ResponderEliminarUn gusto como siempre pasar por tu lugar. Abrazo.
Ahí, que cada cual ponga su arte en donde quiera. Que vivan lo grafitis y las esculturas de arena. A fin de cuentas el arte está en los ojos de quien lo mira, qué más da el soporte. En las manos del frutero, sólo está el ser feliz, y lo consigue, eso se nota.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno!! irónico esta manera de decir casi la única manera en la que uno puede ganarse la vida con las palabras ;)
ResponderEliminarje, je... me arrancaste una sonrisa
ResponderEliminarMe ha encantado!!!
ResponderEliminardelicioso. este hombre pide a gritos una novela.
ResponderEliminar