Laguna de El Picacho, Alcalá de los Gazules (Cádiz) |
Al alba él se asoma a su superficie con paso vacilante. Ella, robando un rayo al sol, torna dorado el cabello cano y recompone, mecida por la brisa, los dientes perdidos y el rostro abotargado. Narciso marcha ufano; ella aguarda el próximo amanecer para ofrendar nuevamente al amado su fingido reflejo.
Esta fue mi penúltima intervención en las microjustas. Tras la cuarta ronda fui descabalgada por Acuática, que ahora mismo anda batiéndose en la final con El Púgil. Dos grandes finalistas para un estupendo torneo.
El título lo dice todo. Hermoso.
ResponderEliminarGracias, Montse, hay que ver cómo nos tienen esos chicos, en ascuas, con su justa. Y los tacañones que no sueltan prenda de la sortija. A ver si tienes suerte, que tu fuiste de las más prolíficas.
ResponderEliminarMuy hermoso y poético Elisa.
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡Qué maravilla de texto! Es bello como el reflejo de Narciso en el agua.
ResponderEliminarUn abrazo admirado, Elisa.
Preciosa historia de amor entre Narciso y su reflejo en el agua. Maravilloso Elisa. Un beso. Mar Horno.
ResponderEliminarMe parece magnífico este relato, Elisa. El mito desde la vejez, pero aún cautivando, enamorando al agua como amada incondicional. ¿Qué más prueba de amor que la mentira del reflejo? Y cuántas personas se apoyan en la mirada del otro, una mirada subjetiva y falsa, pero guiada por el cariño... En algunas parejas de ancianos es posible cazar este instante que tú concentras de un magistral plumazo.
ResponderEliminarAl diablo la sortija, este texto es estupendo.
Pues es precioso Elisa. Anduve algo desconectada y me lo perdí en las microjustas. No me extiendo porque no voy a saber explicarlo como Susana ;)
ResponderEliminarFelicidades guapa
Es de los cuantos más veces los lees, más te justa. Y eso es lo pasa en los buenos micros.
ResponderEliminarSaludetes
Es un texto estupendo que se refleja de maravilla en el título.
ResponderEliminarBesitos
Para enmarcarlo
ResponderEliminarEl amor incondicional, el verdadero, el que siempre queda cuando ya no queda nada (ni los dientes siquiera, jaja, perdón).
ResponderEliminarPrecioso, Elisa, como lo describes.
Un saludo.
La verdad es que me parece un relato fantástico. Tierno y duro al mismo tiempo, con multitud de referencias.
ResponderEliminarTengo la duda de que el gerundio que usas (robando) sea correcto. Hija, perdona, es que estoy obsesionado con los gerundios.
Buenísimo
PD Espero que gane Acuática
Gracias, Rosa, M.J. y Mar, por leer y dejar huella.
ResponderEliminarSusana, hay comentarios que engrandecen los textos, que desvelan significados que el autor no tenía previstos, el tuyo es de esos. Esta claro que el lector, el de los micros especialmente, es tan creador como el escritor.
Rocío, Ernesto, Joaquín, Miguelángel, es un placer veros por aquí, sobre todos si salís satisfechos de la visita.
Fernando, el gerundio es correcto, expresa una acción simultánea y no posterior a la del verbo principal (no roba primero y cambia después, sino que durante todo el tiempo en que Narciso se mira en el agua ella está utilizando la luz del sol para reflejar), además tiene un valor modal, explica la forma en la que se lleva a cabo dicha acción. Otra cosa es que te guste o no como suena. Yo sé que hay quien recomienda huir de ellos como de la peste, pero creo que hay veces que son imprescindibles.
Nuestra niña ganó, merecidamente, aunque El Púgil hizo un papel extraordinario, no hubo goleada.
No era por cómo sonaba, sino por causas gramaticales. Yo lo entendía como previo a la acción principal, no simultáneo. Lo has explicado fenomenal.
ResponderEliminarGracias, depropio, menos mal, me gano la vida explicando este tipo de cosas :-).
ResponderEliminares tan desgarradoramente triste y tierno a la vez.
ResponderEliminarGracias, vittt por la lectura, yo misma releo el texto con otros ojos gracias a vuestros comentarios.
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