La mano derecha de mi madre, de El secretario |
Tras los pasos menudos que atraviesan la puerta, un familiar “Mamá, tengo miedo” penetra en sus sueños y la impulsa a hacerse a un lado. El niño, acurrucado a su costado, acompasa pronto su respiración mientras ella, con el temor de aplastar el cuerpecillo frágil, cae en un sopor inquieto que desemboca en un sobresalto. Tantea. No hay rastro del hijo en esa cama metálica y ajena. Alarga una mano que el interruptor no acoge en el sitio acostumbrado: ese lugar preciso donde ella lo busca, a tientas, desde hace más de quince años.
Publicado en El microrrelatista
Este relato hace el número 100, entre micros e hiperbreves, de los publicados en el blog (entradas son algunas menos). Si me hubieran dicho hace un par de años que llegaría a escribir esa cantidad no me lo habría creído. Como dijo una vez Gabriel, el microrrelatista siempre teme que el texto que acaba de escribir sea el último, aunque con el tiempo se empieza a confiar un poco más en la esquiva musa. Un agradecido saludo a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme, de forma más o menos asidua.
Publicado en El microrrelatista
Este relato hace el número 100, entre micros e hiperbreves, de los publicados en el blog (entradas son algunas menos). Si me hubieran dicho hace un par de años que llegaría a escribir esa cantidad no me lo habría creído. Como dijo una vez Gabriel, el microrrelatista siempre teme que el texto que acaba de escribir sea el último, aunque con el tiempo se empieza a confiar un poco más en la esquiva musa. Un agradecido saludo a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme, de forma más o menos asidua.
Buen relato para el 100, da miedo pensar por qué busca a su hijo desde hace 15 años en la cama... se me ocurren unas cuantas cosas. Es un relato tierno y doloroso.
ResponderEliminarEnhorabuena por tus 100 entradas... tus musas serán esquivas pero son buenas, eso está demostrado.
Abrazos
Elisa, me ha encantado. Me ha encantado el modo en el que el pequeño regresa con sus pasos menudos y asombrosamente familiares, que le haga hueco en la cama y note su cuerpecito, esas huellas en su mente que tienen más peso que las décadas posteriores. Como lectora, los detalles, detalles, detalles, me ha encantado (y me repito, lo sé) porque yo veía al niño y me he sobresaltado cuando no hemos encontrado el interruptor. Joer, es estupendo. :-O (eso es mi emoticono de "boquiabierta" pero no sé si se entiende ;-)
ResponderEliminarMil besos y felicidades y yo que pensaba que ya era una pasada las 15 entradas o así que debo de tener... Muacs
Borges se preguntaba por qué amamos ciertos números o los consideramos hitos. Aunque sin explicación, lo cierto es que los hacemos. La excelencia de esta entrada celebra el 100.
ResponderEliminarQuienes nos deleitamos con lo que escribís, brindamos por los 100 próximos.
Felicitaciones.
Un beso grande.
Un texto sobrecogedor, Elisa.
ResponderEliminarFelicidades por tus 100 entradas.
¡A seguir escribiendo! que lo haces de fábula.
Un beso.
Un relato redondo, como el 100 se merece. Espero los próximos 100, que seguro vendrán. Un fuerte abrazo y feliz centenario!!!
ResponderEliminarGracias, Anita, últimamente no se han portado mal, toco madera.
ResponderEliminarRocío, qué me gusta eso de "no hemos encontrado el interruptor", eso sí que es un piropo. Tus quince entradas (o así) con tus niños pequeños y tus viajes de trabajo sí que tienen mérito.
Patricia, ojalá lleguen otros cien, estos cien me han costado más o menos dos añitos.
Gracias, MJ, y felicidades por tu selección en Minificciones.
Ay, Maite, qué susto me das con eso del feliz centenario, me suena a años y tantos, tantos no tengo :).
Besos a las cinco.
Felicidades por la centena, Elisa, aunque lo más importante no es el número de relatos sino la calidad que atesoran. Es un auténtico placer pasarse por este lugar y saber que siempre habrá algo interesante que leer, a veces tierno, a veces duro, siempre magnífico.
ResponderEliminarSaludos.
Encaje de bolillos con las palabras. No te digo más.
ResponderEliminarEnhorabuena y cien besos.
Has escrito un texto maravilloso para enmarcar el hito de las tres cifras. Espero con ansia los próximos cien. Besos.
ResponderEliminarHechos terribles muy bien narrados, Elisa. Y no era asunto facil.
ResponderEliminarAbrazos admirados,
PABLO GONZ
Me alegra felicitarte por el cabalístico centenario. Fue un lujo detallar el texto contigo.
ResponderEliminarUff me salió como anónimo pero soy yo Impal, Ricardo A. Robles. Va de nuez:
ResponderEliminarMe alegra felicitarte por el cabalístico centenario. Fue un lujo detallar el texto contigo.
Gracias a ti, Elisa, por habernos regalado estas cien microhistorias llenas de imaginación, de sentimientos, de amor hacia la palabra. Pero el camino recién comienza y ahora que nos has mal acostumbrado tienes la obligación de seguir deleitándonos ―por mucho mucho tiempo― con tus historias.
ResponderEliminarEn cuanto al texto, me encantó desde la primera vez que lo leí.
Abrazos.
Enhorabuena, por supuesto, pero sobre todo gracias
ResponderEliminar¡Ay, me has emocionado, Elisa! Eres una narradora grande y llena de sensibilidad. Hondura en tus palabras para contar una historia tan difícil de contar sin caer en tópicos. Tu “pulso” es firme y tierno.
ResponderEliminarCaboclo, el placer es mío de verte por aquí, espero no defraudarte en el futuro.
ResponderEliminarLola, buen piropo de una delicada encajera, como tú.
Pedro, los próximos cien tardarán, iremos de uno en uno, a ver si llegamos :).
Pablo, la admiración es mutua, hasta dentro de muy poquito.
Impal, tu taller no tuvo desperdicio, no solo porque el texto salió infinitamente mejorado, sino porque aprendí mucho de cómo tallerear. Me gustan los talleristas que pinchan al autor y lo estimulan en lugar de darles las soluciones.
Gabriel, las obligaciones no son buenas consejeras, espero ser capaz de continuar, hasta ahora tus empujoncitos en forma de comentarios siempre han sido un estímulo para ello.
A ti, Joaquín, por la lectura y el estímulo.
Lidia, latiendo al unísono, los pulsos no solo encierran un poquito de literatura, sino humor, alegría, apoyo y vida, mucha vida.
Abrazos agradecidos a todos.
Qué bonito!!!!
ResponderEliminarmuchas felicidades
besos
Ánimo, Elisa, y a por otros 100. Confía en tu musa.
ResponderEliminarFelicidades!!