Queen Mab, the Bringer of Dreams, de Howard David Johnson
Fingiéndose dormido el escritor consiguió capturar a la reina Mab, partera de las ilusiones, y la encerró con llave de oro en un arca diminuta. Tan sólo le permitía salir de noche para que paseara sobre las puntas de sus dedos manchados de tinta, que amanecían así cargados de tramas ingeniosas y palabras certeras.
Pero, al tiempo que languidecía en el cautiverio, las historias de Mab se fueron volviendo acartonadas y sin vida, hasta que la pena la adelgazó tanto que, a través del ojo de la cerradura, logró recuperar la libertad.
Ja! se puede dar la mano con mi protagonista de hoy!
ResponderEliminarMuy buen micro Elisa!
Saludos!
¡La reina Mab! Ains, hay que ver cómo me gustan las hadas, pero me apena lo que tuvo que pasar la pobre en tu micro para recuperar su libertad...
ResponderEliminarMi enhorabuena, Elisa. Un corto muy muy bien escrito con imágenes de muchísima potencia. Me guardo para siempre esas letras escritas de puntillas.
ResponderEliminarUn admirado abrazo,
PABLO GONZ
¡Las musas y hadas no deberían de pasar esas penurias! Deberían de poder llegar e irse con libertad dejándonos sus susurros que luego tratamos de plasmar en nuestros corazones, con letras y palabras de por medio...
ResponderEliminar¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
¡Bravo!
ResponderEliminarDe acuerdo con que a las musas y las hadas debe dejárseles en libertad, que vaguen, que vayan y vuelvan cargadas de nuevas ideas.
ResponderEliminarMuy bueno, Elisa.
Apresar un hada o encarcelar palabras equivale a adelgazar la libertad, de donde nace la belleza.
ResponderEliminarUn saludo, me gustó mucho tu micro.
No sabéis cuánto me alegra que os haya gustado. Este relato participó sin éxito en el concurso de Imaginarte (tengo muchos relatos que han participado sin éxito en concursos, por supuesto, pero es que a este sí le veía posibilidades), y la desilusión lo dejó olvidado en las profundidades del disco duro. Ahora está feliz de haber salido y de recibir vuestros comentarios.
ResponderEliminarUn saludo a todos, Claudia, Acuática, Pablo, Héctor, Esteban, José Manuel y Anónima, hasta pronto, en vuestra casa o en esta, que también es vuestra.
Qué difícil es atrapar a las musas-hadas. Un día deberíamos montar una cacería
ResponderEliminarNo sé si lo de la cacería les va a gustar... creo que los cazamariposas están prohibidos, habrá que ponerles alguna trampa. ¿Qué se te ocurre que las pueda atraer?
ResponderEliminarSupongo que no son formas de tratar a un hada. ¿Y qué pasó con el escritor? ¿Cómo buscaba la inspiración?
ResponderEliminarHola, Carlota, pues el escritor tuvo que conformarse con que el hada lo visitara cuando lo tenía a bien. Es lo que tienen las musas, que son caprichosas.iesmolin
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