—¡Estoy harto! Hace más de cincuenta años que vienen utilizando mi imagen hasta la saciedad y tú, con tu prestigio de sabio, no has conseguido que cobre un miserable céntimo —le espetó el dinosaurio al búho, que recién acababa de despertarse. —Si no espabilas y pleiteas de una vez con esa turba de minificcionistas sin escrúpulos —añadió— prescindo de tus servicios y le encargo la gestión de mis derechos al bufete de la zorra.
Pues anda que va bien con el bufete de la zorra.
ResponderEliminarBlogsaludos
Genial Elisa. Algo de ésto subí yo también. Y he aquí la paradoja: seguimos usándolo sin pagar.
ResponderEliminarAbrazos,
Muy bueno, Elisa. Un abrazo
ResponderEliminarPues tiene razón el dinosaurio!! Que cada vez que se despierta hay alguno que se ha aprovechado de que siga estando ahí!
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre :)
Elisa, es cierto que "aquella" historia hizo famoso al dinosaurio, pero el muy ingrato debería agradecer a los otros la excelencia con que ha sido tratado.
ResponderEliminarUn saludo.
Uy, creo que yo también me encuentro entre esa turba de minificcionistas sin escrúpulos... mejor no levantemos la perdiz ;)
ResponderEliminarMe encantan las fábulas, y ésta en particular.
Sola una cosa me inquieta del dichoso dinosaurio: ¿a qué especie pertenece? Es curioso que en la antología Por favor, sea breve, se eligiera un simpático vegetariano para representarlo; pero, la verdad es que no tenemos indicios. En una de esas, tal vez fuera un T-Rex inapetente...
Saludos
...O un Velociraptor, claro ;)
ResponderEliminarSí, Adivín, la zorra tampoco le ha servido para cobrar.
ResponderEliminarClaudia, leí los tuyos sobre el dinosaurio, coincidimos en la idea y en el momento, conexiones a distancia. :)
Gracias, Isabel y Virginia.
Tienes razón, José Manuel, el dinosaurio ha sido fértil, y hay muy buenas historias a su costa.
Pues sí, Gabriel, tendrá que ser un velocirraptor, es lo adecuado para la literatura ultrabreve.
Calurosos saludos a todos. Y tan calurosos...
Genial!
ResponderEliminarGracias, Anónima, feliz vuelta a la cotidianidad.
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