Angelette, de Mathilde, en Devianart
Desde que papá y mamá no están, la abuela se viste de negro y la prima Adela, que sabe leer, viene todas las tardes.
—Entretiene tanto a la pequeña —dice la yaya a las visitas—, es un auténtico ángel.
Adela me lleva al dormitorio de la mano y cada día escogemos un libro de cuentos; no entiendo por qué todos empiezan igual: «Érase una vez un rey y una reina que tuvieron que emprender un largo viaje. Tras dejar a su hija, la princesa, en casa de la madrina, partieron en una veloz carroza. De pronto, al doblar una curva…» Cuando llega aquí, me tapo los oídos y me quedo muy quieta en un rincón. Ella continúa leyendo hasta la hora de la cena, aunque ya sin mover los labios.
Jou, que triste... :'(
ResponderEliminarElisa, una verdad cruel. Quienes trabajamos con niños lo sabemos; pero la vida debe continuar.
ResponderEliminarMe gustó.
Verdaderamente, terrible. Me encanta leerte, Elisa.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato, triste pero cargado de imágenes, muy bueno.
ResponderEliminarSí que es triste, Acuática, surgió de una propuesta para trabajar sobre la angustia.
ResponderEliminarJosé Manuel, gracias, yo estoy convencida de que la infancia es una etapa que encierra mucho sufrimiento; los chicos a veces son terribles unos con otros, la compasión y la generosidad se aprenden, ese es uno de los retos de la educación.
Carlota, gracias, a mí también me encanta que pases por aquí. ¿Qué tal las vacaciones?
Gracias, Gotzon, por la lectura y el comentario, me alegra que te haya gustado.
Excelentemente construido; no sé cómo no adiviné quién estaba detrás del mismo la primera vez que lo leí :(
ResponderEliminarSaludos.
¡Vaya con Adelita! Angustiosos,cruel,real... Me gusta. Un beso y sigue saboreando el verano.
ResponderEliminarGabriel, gracias, aunque el nuevo seudónimo parece que no me ha traído mucha inspiración (menudo vapuleo me pegó D. Carlos ;).
ResponderEliminarMatías, creí que con las vacaciones ya no volvías por aquí. Me encanta encontrarte, aunque sea virtualmente, un beso.
Jo, qué duro. Y qué triste. Y qué bien escrito, qué admirablemente dosificada la información. Besos.
ResponderEliminarYa sabes que me gusta mucho cómo escribes y lo que escribes.
ResponderEliminarEste micro no es la excepción.
Un saludo
R.A.
Miriam, R.A., muchas gracias. Espero poder leer yo también algo vuestro en poco tiempo.
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