En la puerta del café se aferra a la rosa amarilla como a un asidero que le impidiera desplomarse en el vacío. Está decidida. Esta vez se atreverá. Podrá, por fin, cerrar ese perfil secreto donde se esconde bajo un nombre falso y unas fotos robadas a su hermano. Conseguirá que Sara olvide miedos y prejuicios, que se arriesgue a probar, que comprenda que están hechas una para la otra.
Pasan cinco minutos, quince, veinte. A punto de abandonar, tragándose las lágrimas, Marta ve venir hacia ella —los mismos ojos enormes de Sara, el mismo hoyuelo en la barbilla— un chico alto, de aire aterrorizado, que aprieta con la mano derecha una rosa amarilla.
Este logo personalizado acredita mi condición de finalista en el 2º concurso NMVCH (en esta edición el tema era las mentiras) organizado por Acuática, a la que felicito por la organización y por la calidad de los textos ganadores. Este concurso se va a convertir en uno de los grandes dentro del mundo del microrrelato, ya lo veréis. Y no dejéis de leer los textos ganadores, los otros dos finalistas y el resto de relatos presentados, que se irán publicando poco a poco en No me vengas con historias. Gracias por todo, Marina.
Muy bueno Elisa!!!
ResponderEliminarMe alegro mucho de que estés entre los mejores!!!
Un abrazo y guarda bien ese diploma!!!
Felicidades!!!!! El micro es genial
ResponderEliminarSaludillos
Estupendo Elisa, como siempre. Me gustó la mezcla de engaño doble con esa lecturilla de que cada uno recibe lo que da ;-)
ResponderEliminarFelicidades reina
¡Ay esas mentirijillas de las citas a ciegas!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Elisa, un abrazo.
Muy bien montada la historia, Elisa. Contar tanto en tan poco y hacerlo tan aparentemente fácil, es lo realmente difícil. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos
Un gran micro.
ResponderEliminarFelicidades por estar entre los primeros.
Un beso, Elisa.
Estupendo micro para hablar de mentiras Y muy actual el tema que has elegido.
ResponderEliminarFelicidades
Besos
Felicidades, Elisa. Me encanta este microrrelato sobre engaños cruzados. Tan difícil es a veces mostrarnos como somos...
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi blog.
Un fuerte abrazo.
Sara Lew
Gracias, Sucede, el diploma es precioso y queda bien guardado, en la barra lateral y en mi corazón (aunque suene cursi).
ResponderEliminarGracias, Puck, Rocío, vosotras sí que sois dos princesas de la literatura. Rocío, donde las dan las toman, pero yo a estos dos les deseo lo mejor, que el fin de la mini sea el comienzo de una buena amistad, ya sin engaños, o de algo más, quién sabe...
Gracias, Nicolás, y gracias, Tato, por venir desde tu taberna a mi mesa camilla.
Un beso, MJ, y otro para ti, Elysa. Los miedos nos llevan a mentir, pero son mentiras comprensibles y perdonables.
Tú lo has dicho, Sara, hay que aprender a mostrarse tal como cada uno es, pero cuando se es muy joven cuesta trabajo. Yo he visto a muchos chicos y chicas cambiar cuando han sido capaces de salir de un entorno cerrado y asfixiante y han podido empezar en otro una nueva vida, con nuevos amigos, de forma más sincera. Es una alegría verlos felices, después de haberlos visto sufrir tras la máscara.
¡Felicidades, Elisa!
ResponderEliminara mí me pasó lo mismo. digo... a mi hermana.
ResponderEliminar¡Gracias, Gabriel!
ResponderEliminarvitt, qué guasa tienes. Pero tu comentario demuestra que el micro se entiende. Yo al principio tenía mis dudas.