La esclava blanca. Jean-Jules-Antoine Lecomte de Noüy, 1888 |
No era la más hermosa de mis esclavas, pero sí tan dispuesta y generosa que era imposible resistirse a su encanto. Quince años tenía cuando la peste la arrancó de mi lado y creí que el dolor jamás se apaciguaría.
No tardó en volver. Incapaz de soportar el sufrimiento ajeno, mi amada, a escondidas, aliviaba en el Érebo la sed de Tántalo y ayudaba a Sísifo a rodar la pesada roca montaña arriba. Cuando fue sorprendida organizando cuadrillas para que las sombras de los muertos dieran un respiro a la cansada espalda de Atlas, Hades, viendo su poder amenazado, la arrojó para siempre de su reino.
Y ahora que gozo de su compañía me consume la pena de saber que su inmortalidad, ese extraño don o castigo, aleja de mí toda esperanza de reencontrarla en el más allá.
¡Ay, pobre narrador enamorado de una ONG mítica!
ResponderEliminarSe te echaba de menos, Elisa.
Qué bueno lo de la ONG mítica, me gusta la punta de ironía.
ResponderEliminarMuy buena mini, la recuerdo; y si no me falla la memoria creo que tuvo bien merecidos laureles.
ResponderEliminarSaludos.
Mientras que él viva, ella volverá.
ResponderEliminarDespués...Puede ser el castigo por haberla esclavizado.
Muy bueno, Elisa.
Maldita suerte que cuando la tienes, te devora...
ResponderEliminarMuy buen micro, y lo de la ONG mítica de nota...
Una abrazo
Creí que el otro día había dejado un comentario, pero en fin, cuando se hacen varias cosas a la vez...
ResponderEliminarEn el mundo mitológico todo es válido, por eso me gusta esta historia romántica que atempera la pasión y la violencia de los héroes.
El mortal tiene las de perder. Me gusta el tono de pesadumbre de la narración, crea la atmósfera perfecta para lo que se cuenta.
Un abrazo, Elisa.
Hoy me aseguraré de publicar el comentario corectamente el comentario.
Elisa tratas como naide y con suma elegancia estos temas que mezclan mitología y pasiones.
ResponderEliminarFelicidades por el texto , por las fiestas y porque sí.
Un abrazo
Sí Gabriel, tuvo una mención en la Marina, pero siempre me dijero que eliminara la parte "ONG mítica", que sobraba, y a mí es lo que más me gusta de la historia.
ResponderEliminarTorcuato, lo del castigo... era hijo de su época el narrador, lo de la esclavitud lo veía de lo más normal.
Si Bice, la suerte oculta su otra cara, igual que la desgracia, igual que tu seudónimo.
Gracias, Mónica, sabes que confío mucho en tu criterio.
Rosana, felicidades para ti también, por todo y por los ánimos que siempre me trasmites.
Besos para todos, que disfrutéis las fiestas y tengáis un estupendo año.