Él no comprendía cómo, antes de conocerla, no había apreciado las variadas costumbres de aquellas criaturas aladas, de vivos colores y formas caprichosas. Ella no se cansaba de escuchar sus relatos de señores feudales, pestes, cruzadas y guerras de nombres sonoros –de las Dos Rosas, de los Cien Años- encontrándolos llenos de una belleza cruel. Al par que sus vidas, en su biblioteca se confundieron en alegre desorden los tratados de Ornitología y los tomos de Historia Medieval.
Dos años después, al repartir los libros, ninguno de los dos dudó a quién pertenecía cada uno. Él odiaba los pajarracos. A ella la aburrían las batallitas.
Un micro delicioso que revela un profundo conocimiento de los mecanismos del (des)amor. Comparto muchos de tus temas. Qué bueno haberte descubierto.
ResponderEliminarGracias, Miriam, a mí tus micros me han encantado. Seguimos leyéndonos.
ResponderEliminarEs la vida misma Elisa! Me gustó mucho su simpleza!
ResponderEliminarSaludos!
Pero a esa chica algo le pasa, ¿cómo puede aburrirse con las batallitas?... ¡Qué cosas!
ResponderEliminarAhora, en serio, Elisa, muy bueno y como siempre con ese remanente de contenido.
Saludos.
Jajaja! El amor y el odio siempre tan cerca! Me ha gustado mucho :)
ResponderEliminarMe gustó mucho el que enviaste a minificciones.
ResponderEliminarMuy micro, hasta el título es perfecto.
R.A.
Estoy de vacaciones y he encontrado un hotel con wifi, es un placer encontrar vuestros comentarios, a ver si también tengo tiempo de ver si habéis publicado algo.
ResponderEliminarUn saludo a todos, Claudia, Gabriel, Virgina y R.A.
Oh, me ha encantado tu micro. Has logrado la universalidad, no dudo que todo el mundo se vería reflejado en él. Saludos
ResponderEliminarGracias, Cordelia, creo que no se le puede hacer mejor elogio a un relato que decir de él que refleja los sentimientos de los lectores.
ResponderEliminarEncantada de recibir tu visita.