Trepamos a la columna tras oír el último estertor, los capturamos conforme escapaban y les dimos cobijo. Solo por dos sestercios el ejemplar. Le aseguro, señor, que los que aquí se ofrecen son los benditos piojos, pulgas y garrapatas henchidos de la sangre de nuestro estilita. A un precio inferior podría llevarse hasta una docena de descendientes legítimos.
Yo siempre me he preguntado si las columnas o las cuevas de los anacoretas serían "ocupadas" cuando se abandonasen o si el progreso (una calzada, unas ínsulas...) ocuparían ese espacio.
ResponderEliminarEsta visto que se puede hacer negocio de todo.
Feliz 1935
...si los piojos y demás insectos hubieran podido ser luego disecados, habrían conseguido unas reliquias estupendas. Pero desconozco el desarrollo de la ciencia de la taxidermia en la época (y, sinceramente, no creo que me ponga ahora a investigar).
ResponderEliminarPor cierto, el cuento me ha parecido interesantísimo, cosa difícil en un micro, ya que suelen ser -a lo sumo- ingeniosos; pero éste consigue recrear una época, un tema, dibujar personajes, escenas y una trama. Genial.
Como siempre, impecable: en la recreación, en el punto de vista, en los interrogantes que deja en el aire. Pequeñas maravillas.
ResponderEliminarFeliz año, Elisa.
Me has hecho buscar en la RAE y, aun así, me ha costado porque yo me empañaba en leer estiliSta, y no comprendía el micro, con el significado de ésta. Cuando he leído bien...
ResponderEliminarMe sorprende cómo llegas a hacer un micro de algo tan lejano, tan minucioso... Anonadado quedo.
Feliz 2012, Elisa.
Parece que los estilitas solían serlo a tiempo parcial, al menos así me lo dijeron en el monasterio de San Simeón (el estilita, obviamente). Parece que el tipo odiaba las visitas más que por sacarle de su vida contemplativa (tenía vistas subido a 17 metros de altura), porque le hacían subir a la columna. No sé si habrá fuentes que verifiquen o desmientan...
ResponderEliminarEl micro genial, como casi siempre. Me gusta mucho lo que tiene de crítica a los mercaderes, tan pendientes habitualmente al jugo que se puede sacar a lo que pasa en el templo.
Saludos.
Hugo.
Siempre ha habido especuladores y siempre los habrá mientras haya ilusos en el mundo.
ResponderEliminarGran micro, Elisa. Felicidades.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Un abrazo.
Que picor me ha entrado...No puedo con esos bichejos.
ResponderEliminarFeliz 2012 Elisa y besos desde el aire
Sí, este micro pica un poco, la verdad. Aprovecho para felicitarte el año. BESOS
ResponderEliminarAl paso que vamos, habrá que pensarse con qué podremos negociar para tener bocado caliente a diario.
ResponderEliminar¡¡¡Feliz año 2012!!!
Los mercados comercian con lo que sea, más aún con la miseria de la que se aprovechan bien.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besitos
Muy bueno Elisa!!, que el 2012 te mantenga esa imaginación tan portentosa y el arte de narrar que tienes. Besos.
ResponderEliminarDe Propio, un poco de imaginación y otro de buena propaganda y vendemos lo que sea, claro que sí.
ResponderEliminarGracias, Narrativa cuántica, y bienvenido al blog.
Susana, qué generosa eres con los comentarios, feliz año.
Miguelángel, yo también tuve que documentarme para escribirlo, los estilitas son famosos por una película de Buñuel (que yo no he visto).
Hugo, no sabía lo del tiempo parcial, qué suerte tienes de haber visitado esa zona, debe ser impresionante. Y otra cosa, tú sí que eres un maestro de la escritura, con ese "casi" que colocas das una credibilidad a la hipérbole que no tendría de otra manera ;-). Pues aunque sea hipérbole, me encanta.
Feliz año, MJ, gracias por la visita, gracias por leer, gracias por comentar.
Rosa, a mí me horrorizaban hasta que tuve hijos y tuve que aprender a convivir con/luchar contra ellos. ¡Qué de horas con la liendrera!
Ernesto, ya los conocerás tú, ya...
Pues sí, Lola, yo en este micro, aunque haya una crítica a los mercaderes del templo, como ha dicho Hugo, creo que se puede ver también la necesidad de aguzar el ingenio para comer cuando el hambre aprieta. Visto así, el narrador no deja de despertarme cierta simpatía.
Gracias Elysa, en un libro estupendo, que te recomiendo, La tregua, de Primo Levi, aparece un personaje, un griego recién salido de un campo de concentración, con una capacidad enorme de buscarse la vida. Creo que aquí hay un pálido eco suyo. Un mercader trapacero que intenta sobrevivir de la mejor manera que sabe y puede. Los poderosos tienen más peligro.
Malén, otro comentario hiperbólico el tuyo, pero no por eso deja de gustarme. Me encantaría seguir viéndote por aquí.
Un fuerte abrazo a todos y feliz año.
prefiero piojos de estilista. cotizan al alza.
ResponderEliminarPues sí que es una suerte haber estado por allá, sí. Te lo recomiendo, cuando cesen los tiros. Soy feliz siempre que viajo, pero en aquella tierra especialmente, sobre todo por la gente. Ahora sigo el conflicto, que no me extraña, y sufro. Si te interesa, te recomiendo la web de periodismo humano.
ResponderEliminarPor otro lado, lo de primo levi, ojo con a quien se lo recomiendas. Yo intenté leer uno y lo tuve que dejar en la página 30 porque veía que me sumía en una depresión profunda. No me he atrevido con nada suyo de nuevo. Quizá también tuvo que ver el momento y que soy bastante poco capaz de leer manteniendo las distancias.
Por último, ese casi es obligado. Si no, no sería sincero. Incluso los que son para mí maestros del género, Don Mario y Borges, tienen pestiños infumables. Y agradezco tus palabras, pero vamos, juntapalabras como mucho, pésimo en la mayoría de ocasiones y alguna rara vez afortunado, como el asno con la flauta.
Abrazos.
Sí, vittt, los domésticos solo te hacen dejarle unos buenos dineros al boticario :-).
ResponderEliminarSibreve, pasaré por periodismo humano, la prensa convencional cada vez me interesa menos. Con respecto a Primo Levi, yo creo que hay que leerlo (de hecho su escritura fue un testimonio para que no se olvidara aquel horror). De todas formas el libro que recomiendo, La tregua, narra sus aventuras desde que fue rescatado del campo por los rusos hasta que pudo volver a Italia (en ese tiempo llegó, por misteriosas razones, hasta Odessa). El título se debe a que él vio ese tiempo como un paréntesis que le permitió reincorporarse a la vida, decía que no hubiera sido capaz de pasar directamente del lager a su vida anterior; sorprendentemente es un libro vitalista y en algunos aspectos se aproxima a la novela picaresca. Yo creo que puede leerse independientemente del resto de la llamada "trilogía". También hay una película protagonizada por Turturro que mantiene bastante fidelidad al texto.
De nuevo gracias por ese "casi" y otro abrazo. Es un placer conversar contigo.