4 dic 2011

Defensa de la literatura plebeya

De un tiempo a esta parte el microrrelato, género literario que goza de una tradición más larga de la que se le supone con frecuencia, se está convirtiendo en género de moda: hay editoriales que le prestan atención en sus catálogos, se publican estudios académicos rigurosos, se convocan innumerables concursos y aumentan sus cultivadores, muchos de los cuales, al no tener acceso a la publicación en papel, recurren a la digital y dan a conocer sus obras en bitácoras propias o revistas digitales diversas.

Esta proliferación de microrrelatos y microrrelatistas ha llevado a algunos escritores y estudiosos como Orlando Romano, Antonio Serrano Cueto o Xuan Folguera a plantear si el género no estará muriendo de éxito: mucho de lo que se publica en la red carece de calidad, en algunos concursos se eligen textos de escaso o nulo valor literario y, según el primero de los autores citados, incluso a los congresos (parece ser que convocados en países americanos) acceden escritores de tres al cuarto a leer su obra y satisfacer su ego con el aplauso de un público cautivo.

Me resulta curioso que se considere que el microrrelato se degrada porque algunos autores publiquen textos “lamentables” bajo su denominación. ¿Está la poesía en decadencia porque los adolescentes escriban ripios en sus cuadernos? ¿Cuántos poemas de ínfima calidad se producen y se difunden por medio de revistas digitales o en papel? Probablemente habrá más cultivadores de poesía que de microrrelatos y sin embargo nadie decide, por ello, cuestionar el género. Tampoco se cuestiona la novela aunque gran número de las que atiborran los mostradores de novedades carezcan de un mínimo de calidad; será, tal vez, porque a favor de sus autores siempre estará el hecho de haber dedicado largas horas de vida a su proyecto literario. ¿Son impecables los fallos de los jueces de los numerosos concursos de novela, relato o poesía que se convocan infatigablemente a nivel local, regional, nacional o internacional?

Es cierto que acercarse al microrrelato puede parecer fácil, aunque dominar sus reglas no lo sea tanto y escribir algo original, que explore y amplíe sus límites, lo sea aún menos. Es cierto hay quien denomina microrrelatos a textos breves que nada tienen que ver con ellos. También lo es que en la mayoría de los talleres literarios se propone la creación de microrrelatos porque se adaptan especialmente a una escritura rápida y facilitan la corrección por parte del profesor; los textos breves permiten a los aprendices acercarse con una aparente facilidad a la escritura literaria. Ahora bien, la literatura tiene una intención estética, pero también una función lúdica y expresiva para el que la practica. Si un escritor disfruta con lo que hace y satisface sus necesidades de comunicación y creación, independientemente de la calidad "objetiva" de su producto, ¿quién tiene autoridad para impedírselo? ¿Y quién le prohibirá que, en su búsqueda de lectores, publique su obra en un blog; establezca lazos con otras personas que tengan la misma afición en un fenómeno parecido a los numerosos círculos culturales y literarios que han florecido a lo largo de la historia, plagados de escritores malos o mediocres; o se presente a un concurso en busca de un premio o un reconocimiento?

Mucho se ha hablado sobre las causas del auge del microrrelato (la velocidad del mundo actual, su adaptación a los formatos digitales..), si un género se desarrolla, necesariamente aumentará el número de sus cultivadores menos buenos, buenos, alguno, quizás, extraordinario. Muchos de ellos desearán avanzar, descubrirán que para ello deberán leer textos de autores consagrados, atenderán recomendaciones de los expertos y se convertirán en público lector, tan necesario para que un género goce verdaderamente de buena salud. En este proceso los profesores de Literatura tienen especial importancia, el microrrelato es un género que se adapta bien no solo a los talleres de escritura, sino también a las aulas de primaria y secundaria, pues permite iniciar a los alumnos en una lectura que entraña una cierta dificultad y animarlos a escribir.

No creo que debamos preocuparnos porque “textos pobres y des-generados” producidos por aprendices, o simplemente por malos escritores, caigan en manos de “lectores, periodistas o críticos literarios genuinos” y eso les lleve a despreciar el género. Misión de los críticos que merezcan ese nombre será distinguir el trigo de la paja (aunque equivocaciones garrafales —o cambios en las modas— se han cometido y se cometerán), difundir los textos de calidad que encuentren y, al mismo tiempo, dar a conocer los textos canónicos para que los aficionados al género aprendan a degustarlos.

Bienvenidos sean, pues, al mundo literario todos los escritores de microrrelatos; muchos de ellos se convertirán también en lectores; pocos degustarán lo más excelso del género, la mayoría preferirá lo más digerible; unos cuantos crearán obras interesantes; alguno rozará la genialidad. Como en cualquier otro arte, ni más ni menos. No hay que rasgarse las vestiduras: la abundancia de cultivadores, denota la pujanza de un género, no su decadencia.

Los entrecomillados son citas textuales de Decadencia del microrrelato, entrada del blog de Orlando Romano. (consulta del 4 de diciembre de 2011).

30 comentarios:

  1. Es una disertación muy cuidada, Elisa, con motivos más que atractivos para abrazarla, pero desde mi visión de este asunto milimétrico que nos une, querer escribir no es saber escribir, igual que ser seguidor de House o Anatomía de Grey no te habilita para abrirle el tórax a nadie; que muchos lo intenten porque está de moda no va a salvarle la vida a ese tipo con el pecho abierto.
    Mucha gente escribe micros porque es fácil, gratis y encima te lo sobrevaloran. Pues enhorabuena a los premiados, de verdad, que a este paso salimos a concurso por comunidad de vecinos, pero escribir es otra cosa, y yo, al menos, quiero seguir soñando con la literatura comprimida, no con la distendida.

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  2. Hank, supongo que estoy condicionada por mi propia visión de profesora de Secundaria. Yo tengo que animar a leer y a escribir y soy muy consciente de que la mayoría de mis alumnos no llegarán a ser ni tan siquiera buenos lectores, pero si no se empieza leyendo cualquier cosa y escribiendo mal nunca aprenderán.
    Y lo que yo quiero decir no es que todo valga, sino que la "moda" puede llevar a que aumente el número de los lectores de micros. Pienso en la pintura: un pintor malo o mediocre tal vez pueda apreciar mejor las verdaderas obras de arte que alguien que desconoce todo acerca de la pintura.

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  3. Elisa, luego de leer tu nota, he leído la nota de Romano, la de octubre y la última... Coincido con algunas cosas del primero que, efectivamente, son así. El segundo me ha parecido una, y debo decirlo, pedantería (según la RAE, pedante: Dicho de una persona: Engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad). Todo aquel que sepa un poco de la historia del arte en cualquiera de sus ramas sabe lo que tú dices brillantemente al final de la nota: “la abundancia de cultivadores, denota la pujanza de un género (de éste y de cualquier otro, agregó yo), no su decadencia”.

    La clave del 2º artículo de Romano está en lo que dice al principio, se sentía parte de una “élite” y como ese círculo cerrado se ha roto y se ha ampliado el tipo se enoja y se va.

    Esto me hace acordar a una anécdota de cierto poeta ruso ganador del Nobel que durante el régimen soviético le preguntaron:
    —Y usted que hace.
    —Soy poeta.
    —¿Y dónde estudio para serlo?... ¿Quién lo acreditó?...

    En fin, parece que sólo algunos se sienten con derecho a escribir...

    Que escriba todo el que quiere, que muchos lo harán mal, seguro, pero el tiempo todo lo barre. Lo único objetable son los concursos (algunos, no todos) que premian micros de escasa calidad, eso sí le hace realmente mal al género.

    Saludos cordiales

    PD. Yo también apoyo que todos aprendan a escribir aunque sea como hobby y sin más pretensiones. Por cierto EXCELENTE tu artículo que viene a poner un poco de cordura al de Romano.

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  4. Por supuesto, cuando digo el primero y el segundo, me refiero a los dos artículos de Romano, el de octubre y el último.

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  5. Elisa, Hank, Gabriel: que los teóricos se preocupen por el microrrelato, para bien o para mal, tiene sentido: ya lo vieron, saben que está ahí, aunque no sepan la posición que deban tomar. Es irónico, porque les bastarái con documentarse los maestros que se encuentran sustantando el género, y eso es cultura.
    Escritores buenos y malos los habrá siempre; sobrevalorados, también. Pero los textos están ahí y no nos corresponde a nosotros -escritores, si se quiere aficionados- emitir juicios. Habrá los textos que se lean y los que se pierdan junto con sus autores; podemos decir que es la historia natural del arte en todas sus manifestaciones. Sin embargo, la mayoría lo hacemos por el gusto de satisfacernos, dar libertad a "algo" que llevamos dentro. Y en eso no puede opinar ningún crítico. Lo que se consiga después ya es ganancia.
    Estoy de acuerdo en que los niños deben leer y escribir, no importa qué ni cómo. Por fortuna el microrrelato, por su extensión, se ha vuelto un medio propicio para acercarlos a la lectura y al análisis de los textos. ¿Por qué carajos no deben intentar escribirlos? Si volvemos la vista atrás, así comenzamos nosotros (y así comenzaron los grandes autores). No hay peor intento que el que no se hace.
    Tu texto, Elisa, me parece muy bueno. Demuestra que no solo eres una excelente microrrelatista, sino que tienes la capacidad (textual) para abordarlo desde su estructura misma. Son este tipo de críticos los que necesitamos, aquellos que sepan de lo que estamos hablando, porque sus comentarios no son lanzados al viento, sino desde la objetividad misma.
    Un abrazo; síguele por esta línea, que mucho bien le hará a la minificción o como quiera que deseemos denominar al microrrelato.

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  6. ¡Qué bien escribes, Elisa! ¡Y qué cosas tan sabias dices! Cada día me dejas más impresionado.

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  7. Una vez más, Elisa, estoy de acuerdo contigo. Creo que animarse a escribir siempre es bueno, independientemente de la calidad de los textos. Acercarse al arte, sea en forma de literatura, o de microrrelatos, o de música, etc, siempre es positivo. Creo que permite democratizar la belleza y pone en peligro de extinción la vulgaridad. Me guardo tu texto en el cajón de las cosas a recordar.

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  8. Me parece un excelente artículo que contiene verdades aplastantes.
    Totalmente de acuerdo.
    Abrazos.

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  9. Una vez leído el artículo de Romano, el segundo artículo debo decir que tiene razón en una cosa pero no en otra. Es decir, hay muchos textos malos, claro, es normal, somos muchos y a escribir no se aprende en dos días, pero por otra parte me parece absurdo y elitista que deje de escribir microrrelatos porque mucha gente escribe microrrelatos, porque se haya masificado el género, algo que le hace sentir que ya no es especial. Me parece una soberana majadería, es como si Picasso hubiera dejado de pintar porque mucha gente de su barrio iba a clase de pintura al óleo y enseñaban sus pinturas en público. Todos sabemos qué textos merecen la pena y cuáles no, y no porque se publiquen muchas novelas malas al año descalifican a la novela como tal. Llevo 15 años escribiendo microrrelatos, cuando nadie los escribía, incluso cuando ni siquiera sabía que se llamaban microrrelatos, siempre los llamaba "relatos", sin más, y ahora estoy encantado de poder compartir mis textos con tanta gente y de que la gente comparta los suyos conmigo. Cuando abrí el blog hace cinco años apenas tenía visitas, nadie leía mis microrrelatos, no había blogs de microrrelatos, me decían que publicara otras cosas, pro afortunadamente luego vino el boom, en gran parte por ReC, y si de repente pensara que como ahora todo el mundo escribe, yo tengo que dejar de escribir, me parecería renunciar a mí mismo, porque si realmente escribes, nunca dejas de escribir porque lo hagan otros. Eso sí que no me cabe en la cabeza. Un abrazo.

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  10. Bravo Elisa,
    el otro día le contesté a Orlando Romano en su blog diciendo lo que tú y mis compañeros de comentario anteriores han dicho: que no entendía que porque hubiera escritores que no lo hicieran bien (generalizando) veía el motivo para abandonar el género.
    Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo y también con lo que se ha dicho más arriba sobre los concursos. Éstos sí le hacen daño al microrrelato puesto que si dan repercusión a un texto de calidad muy mediocre alejan al público y dan la imagen de que cualquier chistecillo vale. Sin embargo, el tiempo lo pone todo en su lugar y aunque pocos pasen a los libros de literatura futuros, al menos lo harán los buenos, sin el criterio único de los "premiados", espero.
    Gracias por ponerlo en palabras, y un abrazo gigante

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  11. Elisa, un abrazo a tu esfuerzo por comunicarnos tus ideas y tu arte. Como bien nos dices, sigamos tirando pa'lante.

    :-)

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  12. Muy bueno Elisa. Me identifico completamente con el artículo, magistralmente elaborado además. Desde mi humilde punto de vista, en lugar de machacar y menospreciar hay que trabajar y trabajar en pos del género y seguir aprendiendo, maestros, alumnos, genios, aficionados en fin, todo el mundo. Lo que más me seduce, precisamente, es la idea de que cuantos más se acercan al "boom", más se lee.
    Mis felicitaciones y te pido permiso para publicarlo en la Triple C como debate entre los cófrades.
    Un abrazo.

    Danik

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  13. Elisa muy bien expresada tu preocupación, con suma claridad. Tanto en la entrada de Orlando como en la de Antonio Serrano sobre el mismo tema he dejado mi opinión. De aquella primera entrada de octubre, había puntos con los que estaba de acuerdo y que aclaramos con Jesús Esnaola, con esta última entrada no estoy de acuerdo, porque por debajo de los motivos que se aducen asoma sus patitas el enfado. Y así lo he expresado en mi comentario, además de que el microrrelato sigue siendo un género en España que necesita de todo el apoyo posible.

    Entiendo y comparto (yo como madre) tu preocupación por los chavales y su cultura. Te recomiendo un librito (yo lo he comprado en LA Casa del Libro) que se llama Microrrelatos Antología y Taller, lo han preparado profesores de secundaria en un intento de atraer y retener a los chavales a la lectura. Adaptándose a ellos plantean análisis de microrrelatos y posterior escritura y yo lo he puesto en práctica con mis hijas con buenos resultados. Ellas ya leen, pero quiero que no pierdan la costumbre y que conozcan un género que no aparece en los libros de textos de Lengua y Literatura.

    Abrazo

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  14. Elisa, compañeros comentaristas, guardaré este post, acertadísimo, en mi tuiter. Coordino un taller literario muy humilde, al que Elisa ya conoce, en el que todo lo aquí expresado será leído (el año que viene, ahora estamos de vacaciones) con sumo respeto y atención.
    Si alguien no está de acuerdo, ruego me lo haga saber.

    Afectuosamente

    Patricia Nasello

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  15. Pues lo no sé, Elisa. Debo decirte que a mí sí me preocupa bastante. Sobre todo, cuando se fallan concursos como los de El País o Museo de la Palabra, referentes en teoría, que están alejados de la realidad actual del género.

    Creo que es válido alimentar la discusión, pero a mí sí me parece preocupante.

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  16. Elisa, muy bueno tu texto y aplicable a cualquier rama del arte o de cualquier otra manifestación del espíritu de los seres humanos. Cualquier persona puede escribir, esculpir, pintar, inventar máquinas, cocinar, diseñar ropa, filmar o cualquier otra actividad porque eso le da placer y puede compartir su afición con quienes desee.Y este siglo con su ciberespacio ha permitido democratizar la posibilidad de cualquiera de desarrollar esas actividades, incluso de, desarrollándolas llegar a superar la barrera de la afición y penetrar en la de los creadores. Si hay malos jurados, quienes tienen sensibilidad no se engañan y si los periódicos tergiversan tanto en su rol específico, no nos preocupemos porque lo hagan en el campo de la literatura... Tu artículo muy didáctico. Sería bueno que trascendiera de tu blog y apareciera en algún lugar más accesible a más personas. Cariños, Miriam

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  17. Elisa, ya te comenté en fb, pero hoy, más tranquila, no puedo dejar de pasar por aquí a felicitarte por el artículo. Será porque almaceno unas cuantas libretas llenas de poemas adolescentes, o porque me gusta la "democracia" de los blogs y su facilidad para hacer llegar todo a todos, luego cada cual que elija, o porque estoy segura de que para gustos los colores. Y además, algunos grandes clásicos me han defraudado y algunos micros de autores que no han publicado nada "en papel" me han tocado el corazón, la cabeza y todos los sentidos. Bueno que me enrollo. Gracias por esta defensa
    saludillos

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  18. En primer lugar creo que está claro que, independientemente de las discrepancias, hay algo que nos une, la pasión por la literatura en general y por la mínima en particular.

    Hay algo que me ha agradado en los distintos grupos de microrrelatistas a los que me he ido acercando en mayor o menor medida (y que tienen numerosas interconexiones entre sí): la generosidad, la sensación de acogida, el respeto y el interés por aprender, la crítica constructiva (estoy pensando en Ficticia, en la Triple C, en la micronovela A cien manos, en la Inter, en el encuentro de Madrid, en Minificciones.com.ar, en las Microjustas...). Creo que las personas que participan en ellos trabajan con seriedad, rigor e interés por aprender y todas merecen un respeto. A la microquedada de Madrid acudieron escritores con obra publicada, con lo difícil que es, o ganadores de importantes certámenes (pienso en Manu Espada, Puri Menaya, Lola Sanabria, Pablo Gonz…) y no miraron quienes éramos los que nos sentábamos con ellos, sabían simplemente que compartíamos un mismo interés y allí acudieron.

    En cuanto a los concursos, escritores consagrados se prestan a ser jurados de los organizados por Ficticia o por la Triple C sin ningún tipo de retribución, por el placer de difundir el género y ayudar a aprender a los participantes. Muchas veces los micros premiados en esos concursos pequeños tienen una calidad de la que están lejos los ganadores de premios sustanciosos elegidos por jurados que no tienen nada que ver con el microrrelato (como ha ocurrido con el último del Museo de la palabra), también el premio Planeta está muy bien dotado y no tiene prestigio, el prestigio de un concurso depende de la calidad de sus ganadores, no del dinero que reparta. Si se unen prestigio y dotación, como pasa en ReC, pues miel sobre hojuelas.

    Desgraciadamente no puedo estar en todas partes, participo donde puedo o donde tengo ya un compromiso adquirido. He disfrutado y disfruto mucho con todo ello. A la mayoría de las personas que he ido conociendo les tengo una gran simpatía, a algunas podría calificarlas de amigas en la distancia (muchas de ellas han dejado aquí su comentario, otras no y no las aprecio menos por eso). No puedo leer y comentar a todos, pero cuando miro alrededor no veo decadencia, sino un hervidero de creatividad, de deseos de compartir, de ganas de aprender…

    Un abrazo a todos, Hank (jurado insobornable y sin pelos en la lengua), Gabriel, Manolo, Pablo, Susana, Manu, Rocío, José Luis, Danik (por supuesto, puedes llevar el texto a donde quieras, para eso está), Rosana (gracias por la cita, lo buscaré), Patricia (me encantará que te sirvan mis reflexiones para el taller, al escribirlo pensaba en mis chicos pero también me acordé de ti y tus alumnas), Daniel y Miriam (estoy totalmente de acuerdo contigo, el ciberespacio permite democratizar el arte y esto molesta a los que tienen asegurado un puesto, últimamente los críticos literarios andan también rasgándose las vestiduras porque ahora cualquiera se atreve a ser crítico).

    Y un abrazo especial a mi compañero tecnoprofe con el que tan buenos ratos paso.

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  19. Puck, estaba escribiendo mi comentario cuando se cruzó el tuyo. Me gusta esa expresión que usáis Miriam y tú de la democracia que se puede encontrar en el ciberespacio. Una democracia que a algunos parece que les resulta amenazante. Un beso y gracias a ti.

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  20. Para mí más que obras buenas o malas hay lecturas provechosas o inútiles. Un microrrelato puede ser excelente para una persona y horrible para otra, incluso para la misma en otro momento vital. Por lo mismo es preferible no ponerle puertas al campo. Que proliferen los escritos lo más que puedan: ya irán siendo seleccionados por la Humanidad Lectora hasta quedarse en las manos con aquellas obras que pasarán a ser consideradas clásicos, el bagaje que nos acompañará en nuestro viaje interminable hacia el futuro.
    Un fuerte abrazo y mi agradecimiento por este interesante artículo.
    PABLO GONZ
    PD.: Por tanto, toda la literatura es noble.

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  21. No puedo por menos que aplaudirte Elisa. Soy lectora compulsiva de microrelatos, me encanta el saborcillo que me dejan en la boca... Y en este mundo virtual encuentro de todo, obras maestras y otros que no me dicen nada, pero cada vez que leo algo aprendo y sobretodo he conocido a personas. Personas generosas que me regalan sus palabras.

    Besos desde el aire

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  22. Gracias Elisa por este post tan interesante. Es enriquecedor en si mismo y por los comentarios que ha generado, todos muy interesantes.
    No soy ninguna experta en el tema, pero suscribo la opinión general, todo el que quiera escribir debe tener esta oportunidad, luego el lector decidirá con que se queda o cual le gusta. Yo fundamentalmente estoy aprendiendo mucho y eso es gracias a la generosidad de muchos escritores que comparten sus trabajos.

    Besitos

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  23. Comentario de Mónica Ortelli que tuvo que dejar en FB porque Blogger no permitía comentar y que copio y pego aquí por su interés.

    No se qué pasa que no pude dejar comentario allá. Acuerdo con lo que has dicho, tus razones inmejorablemente expuestas las comparto plenamente. No leí aún a los otros mencionados, solo a Orlando Romano. A ese respecto, por sus dichos en 'Largo adiós al microrrelado' (título ambiguo si los hay, como buen microrrelatista que es), interpreto que Romano actúa desde su propia duda. Reniega del género por lo que ve en el ambiente bloguero, de concursos y de congresos. Sin duda que parte de razón tiene. Hay sobrevaloraciones y en los congresos adonde asisten escritores no creo que se le niegue la inscripción a ninguno. Ahora, esas cosas a Romano le amargan la existencia, lo hacen dudar acerca de lo que él considera que es arte (¿Quién se pone de acuerdo?) y, pareciera, también le impiden ver que el género sigue adelante( como cualquier otro género). Siempre habrá malos, buenos, mejores y muy pocos excelentes escritores. De hecho, los grandes del género del microrrelato, aquí, en Argentina, Shua, Valenzuela, Lojo, Brasca, y otros, departen con todos y cada uno en esos eventos, son uno más. ¿Qué piensan? No sé. ¿Mezclarse con los que luchan por llevar adelante los suyo les generará dudas ontológicas? Ni idea. Vale preguntarse a quién le hacen mal las sobrevaloraciones ¿ al género? No creo. Un lector elige a quien leer.
    Claro que no se puede obligar a nadie a permanecer en donde no quiere estar. Yo expresé bajo ese texto de Romano que era triste. Y lo es.Triste de tristeza absoluta, porque es tristísimo entrever los reales motivos del sufrimiento del artista. El hombre se ha quedado -por propia valoración y autoexclusión- sin círculo de pertenencia: el círculo de los que él consideraba los pares, los incansables trabajadores de los textos, como él es. Presumo que sería inútil intentar convencerlo de que esa gente sigue existiendo, por supuesto. Que convive en el ambiente, bloguero o no, con todos los demás, que pretende mejorar y enseñar lo que sabe, que busca seguir adelante difundiendo como puede su obra a través de concursos y lecturas en congresos. O editando sus propios libros como hace el 99% de los escritores. Pero no se puede obligar a nadie a permanecer en donde no quiere estar. Claro, también, que con ese título parafraseando al de R. Chandler, a una le quedan dudas. ¿Qué es un largo adiós sino una ida que no termina de concretarse nunca?
    Un gusto haberte leído en el blog, a vos y a los compañeros. Un abrazo fuerte.

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  24. Interesantes reflexiones sobre este género. Yo no creo que por exitoso y practicado deba ser infravalorado. Un beso, Elisa.

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  25. Pablo, me quedo, sobre todo, con la última frase: "Toda literatura es noble" (La sumo a la que hace tiempo tengo en la barra lateral: "Del impacto se aprende más que del suave roce del viento"). Gracias.

    Estoy de acuerdo contigo, Rosa, hemos conocido a muchas personas generosas que regalan palabras y más cosas. Tenemos suerte :-).

    Y, claro, está, Elysa, no tenemos más remedio que elegir las lecturas, a todo no podemos llegar. Aunque en distintos momentos de la vida, como dice Pablo, nos emocionarán cosas diferentes.

    Mónica, a ti no te contesto porque ya hablamos largo y tendido. Me gusta mucho lo que escribiste, se aprecia tu capacidad de comprensión, de ponerte en el lugar del otro, y tu buen juicio.

    Marian, qué gusto verte por aquí. Espero que estés disfrutando de un merecido puente en tu casita sevillana. Un abrazo.

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  26. Ya tuvimos parte de esta discusión en FB así que ya sabes que coincido contigo. Tenía ganas de escribir un post sobre el debate, pero creo que ya lo has explicado muy bien. Y ahora lo de siempre, discutir sobre quién decide qué texto es de calidad y cual no...
    Besos :)

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  27. Enhorabuena Elisa, recibe mis aplausos por exponer tan bien tu postura al respecto. La suscribo totalmente.

    Seguiré diciendo que respeto mucho todas las opciones, el seguir adelante o no es cuestión personal.
    Aunque esto no quiere decir que la comparta.

    La postura de Orlando, al final, me parece un poco elitista. Sólo un grupo estamos cualificados...
    No entiendo que porque haya más seguidores ya perdamos el gusto por el género.

    La culpa no recae en los escritores más o menos que haya. Si lo hacen mal, si están confundidos, ya se encargarán los ilustres de ponerlos en su sitio. Cómo si no van a aprender ¿?

    Otro tema es el de los jurados de algunos concursos y medios de comunicación. Claro que es lamentable que haya fallos, y algunos sustanciosos en premios, que lleven a la gloria a textos que no reunen ni calidad, ni respetan incluso la ortografía.
    A esto sólo le veo una solución: estudiar muy bien a qué concursos nos presentamos y criticar lo que haya que criticar.
    Y a los medios "enseñarles" cómo debe ser un microrrelato, qué debe contener, demostrar que por ser breve no es ya uno de ellos.


    En fin, que abandonar no es para mí el camino. Los ilustres deben seguir en la lucha, demostrando cómo ha de ser un buen microrrelato. Yo al menos, quiero aprender de ellos.


    Un saludo indio

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  28. Yo escribo porque quiero escribir. Y me hago responsable de ello, de lo que escribo, pero nada más. Yo no tengo nada que ver con lo que se valora en los concursos (todos sabemos cómo funcionan algunos de ellos, sabemos de premiados que no aportan nada). Y como mucho, si quiero, me presento (y también me hago responsable de ello. De lo que presento y represento). Yo no soy profesional, yo no vivo de ello (por suerte), sólo escribo por placer. Lo mismo que leo por placer y no toleraría que nadie me exigiera qué debo y qué no debo leer. En ambos casos intento aprender, pero yo decido qué, porque antepongo a todo, disfrutar.

    Gracias, Elisa, por esta entrada. Te explicas de maravilla. Se nota que eres profesora.

    Un abrazo.

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  29. Procuraré ser breve. Todo buen microrelato que se precie llevará parejo un topicazo o hasta dos. No sé si se me entiende.
    Antónimo anónimo.

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