![]() |
La mano derecha de mi madre, de El secretario |
Tras los pasos menudos que atraviesan la puerta, un familiar “Mamá, tengo miedo” penetra en sus sueños y la impulsa a hacerse a un lado. El niño, acurrucado a su costado, acompasa pronto su respiración mientras ella, con el temor de aplastar el cuerpecillo frágil, cae en un sopor inquieto que desemboca en un sobresalto. Tantea. No hay rastro del hijo en esa cama metálica y ajena. Alarga una mano que el interruptor no acoge en el sitio acostumbrado: ese lugar preciso donde ella lo busca, a tientas, desde hace más de quince años.
Publicado en El microrrelatista
Este relato hace el número 100, entre micros e hiperbreves, de los publicados en el blog (entradas son algunas menos). Si me hubieran dicho hace un par de años que llegaría a escribir esa cantidad no me lo habría creído. Como dijo una vez Gabriel, el microrrelatista siempre teme que el texto que acaba de escribir sea el último, aunque con el tiempo se empieza a confiar un poco más en la esquiva musa. Un agradecido saludo a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme, de forma más o menos asidua.
Publicado en El microrrelatista
Este relato hace el número 100, entre micros e hiperbreves, de los publicados en el blog (entradas son algunas menos). Si me hubieran dicho hace un par de años que llegaría a escribir esa cantidad no me lo habría creído. Como dijo una vez Gabriel, el microrrelatista siempre teme que el texto que acaba de escribir sea el último, aunque con el tiempo se empieza a confiar un poco más en la esquiva musa. Un agradecido saludo a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme, de forma más o menos asidua.