Modern Red Riding Hood, de Victoria Maderna
La de los días de lluvia es impermeable y transparente, cuando hace frío se pone una con ribetes de piel, mi preferida es la roja con capucha. No sé si me gusta más por sus piernas infinitas, por su mirada provocativa o porque es la única chica capaz de lucir esa prenda. Todas las tardes se dirige al bosque con la excusa de visitar a su abuela, pero yo sé que se cita con un tal Lobo que tiene moto y dinero para pagarle las copas. Desde el puente de la autopista la veo alejarse, abrazada a la cintura del tipo, mientras la capa les revolotea alrededor.
Buen micro, Elisa. Se ve que te gusta la cadena Ser. ;-)
ResponderEliminarSaludos
¡Como siempre! ¡Caperucita dando de qué hablar!
ResponderEliminarPero sobre todo, muy actual con los tiempos.
Saludos.
¡Como da tela para cortar la inefable Caperucita! Muy bueno, Elisa. Te aseguro (y no lo digo por compromiso ni nada por el estilo) que no tiene nada que envidiarle a los tres textos finalistas de la Ser que acabo, merced a tu relato —y al aviso de Tato—, de pispear.
ResponderEliminarSaludos.
Cómo me gusta este micro, Elisa.
ResponderEliminarUn abrazo
Vaya con Caperucita! Yo también he revisado su historia alguna vez, jeje!
ResponderEliminarEste podría perfectamente haber ganado, creo yo :)
Besos!
Genial. Me encanta el micro y esa revisión de Caperucita...
ResponderEliminarMe encantó Elisa! Creí que ya te lo había dicho...
ResponderEliminarSaludos!
Tato, sí que me gusta, no veas la de veces que he picado, y aunque nunca me he comido un rosco, sí que he escrito, gracias al concurso, algunos micros de los que estoy satisfecha. También te he leído a ti más de uno con un comienzo que me resultaba familiar...
ResponderEliminarJosé Manuel, Gabriel, Virginia, Isabel, Claudia, compañeros en estas fatigas, gracias, no sabéis (sí, claro que lo sabéis) la ilusión que me hace siempre encontrar vuestros comentarios y vuestro aliento.
Marian, qué bien que en un descanso de tus "opos" hayas recalado por aquí. Espero que vuelvas.
Saludos cariñosos a los siete.
Es un microrrelato que merece estar al lado de otras versiones del cuento tradicional como la de James Finn Garner. Excelente.
ResponderEliminarGracias, Lu, muchas gracias, aunque creo que la comparación es un poco exagerada me encanta que te haya gustado.
ResponderEliminarHe encontrado esta moderna caperucita por aquí y todavía veo revolotear su capa tras la moto. ¡Pero que no se fíe del lobo!
ResponderEliminarUna buena revisión, Elisa