Hacía tiempo que me observaba con odio. Se enfurecía al contemplar las finas líneas que se marcaban en torno a los ojos y en la frente, el inicio de flaccidez en el cuello, las ojeras cada vez más difíciles de disimular, por eso el ataque no me pilló desprevenida. Cuando la vi acercarse con la piedra en la mano, me apresuré a arrojársela primero. El impacto hizo trizas el espejo y ella se desplomó. Cada fragmento reflejaba su expresión tensa y dolorida.
Antes de huir me desmaquillé con cuidado y sonreí. El gozo de la libertad esculpía, sin censura, cada uno de los pliegues de mi rostro.
Haciendo recuperaciones de verano en los Viernes creativos de Escribe fino.
Elisa, el juego que dan los Viernes Creativos, tanto o más que los espejos.
ResponderEliminarBuen trabajo.
Saludos.
Mi tía decía que cuando se graduaba la vista se veía las arrugas. A mí las gafas me las tapan y si me la quito no las veo. El espejo perfecto, borroso. Y el mejor el interior.
ResponderEliminarMe gusta como juegas con una y otra imagen sin que deje de ser real todo lo que ocurre. Ese adelantarse con la piedra.
Un beso
Me gusto...un placer pasar por aquí..bsss
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