Carlos Orozco Romero, La títere |
Se hizo carpintero porque lo fue su padre. Se casó con Rosetta porque la signora Rosa buscaba marido para su hija, tan linda y tan pobre. Y tan ardiente. A veces creía descubrir, en los de alguno de sus hijos, el rostro del aprendiz granujiento que su adorada mujercita le recomendó con afán, pero prefería no hacerse mala sangre. Murió Rosetta y reclutaron a los muchachos para una guerra de la que nunca volvieron. Desde que sus manos temblonas ya no le obedecen alquila el taller al antiguo aprendiz a cambio de un jergón junto a la chimenea, un plato de sopa y unas pocas monedas.
Cada noche, en la taberna de la Gamba Roja, Pinocho busca al hada Azul en el fondo de su vaso de grappa. Aunque no haya remedio, quiere que ella lo sepa: si hay que ser títere, más vale de madera.
Fruto del taller de La Marina de Ficticia. Tema del mes: Juguetes.
Fruto del taller de La Marina de Ficticia. Tema del mes: Juguetes.
Preciooossooooo. Me ha encantado. Lleva un aire de cuento en la narración y sin embargo...
ResponderEliminarMi aplauso. Y un beso.
Muchas gracias, Yolanda, tú sí que eres un encanto.Salió un poco triste este micro, me alegra mucho que te guste.
EliminarUn abrazo,
Elisa
Seas lo que seas, intenta ser el mejor, je je. Me gustó mucho ese final Elisa.
ResponderEliminarAbrazos.