Joan Miró, Diálogo de insectos |
Los observé mientras eclosionaban. Algunos resultaron alicortos, otros gastaban un abdomen abultado o una cabeza desproporcionada. Ninguno se sostenía en el aire más de unos segundos antes de despanzurrarse contra la madera, salpicándola de un fluido viscoso.
El último sí se elevó, tan ligero que no hubo forma de alcanzarlo, le faltaba un final contundente que contrapesase su levedad.
Tras dar por perdida la puesta de microrrelatos, aún tuve que dedicarme a adecentar el escritorio, una pura inmundicia de adjetivos sobados, adverbios en mente, cacofonías, gerundios y puntos suspensivos.
Microrrelato que participó, con poco éxito, en La Marina de Ficticia del mes de julio y en ENTC en el mes de agosto.
Lo de sin éxito es tan relativo que, en realidad, lo único importante es la certeza de haber escrito, como en este caso, un buen micro ;)
ResponderEliminarSaludos cordiales
Gracias, Gabriel, ya sabes que esa frase es una coletilla que muchos microrrelatistas usan cuando cuelgan un micro presentado a concurso y no premiado. Si a ti te parece bueno, ya tiene un poquito más de éxito. Saludos de vuelta, es una alegría que dejes tu huella por aquí.
EliminarPues a mi me gusta mucho lo de la "puesta de microrrelatos y su eclosión", es una buena imagen que se ajusta bastante a la realidad.
ResponderEliminarSalvo, menos mal, por ese fluido viscoso que afortunadamente no mancha las teclas del ordenador, al menos en mi caso.
Cómo te entiendo Elisa, je je, cómo te entiendo.
ResponderEliminarMucho ingenio en esta escabechina microrrelatera.
Súmale un poquito más de éxito de mi parte.
Abrazos