25 feb 2013

Despojos del ReC



El escritor e ilustrador Fernando Martínez ha reunido a un montón de microrrelatistas, participantes asiduos de Relatos en Cadena de la Ser, con la idea de intentar publicar una selección de relatos "perdedores", es decir, enviados al concurso y que no hayan resultado finalistas ni ganadores semanales. Tuvo el acierto de bautizar la convocatoria, que se está desarrollando en Facebook, con el nombre de "Despojos del ReC". 

Hoy es el día de presentar mis relatos y estoy feliz, porque un grupo de compañeros (algunos conocidos desde hace tiempo, otros de reciente descubrimiento por mi parte) están leyéndolos y comentándolos. Para celebrarlo voy a publicar uno de los últimos micros que presenté, que comenzaba en su momento con la frase: "A ver si así consigue asi que papá no haga más el indio". Lógicamente he cambiado un poco el inicio, pero ni así disimula su carácter de fracasado. Todos recomiendan que, si se le va a dar otra oportunidad a un relato presentado al concurso, es necesario suprimir la frase de inicio; sin embargo, por mucho que se intente disimular, un despojo siempre será un despojo. Pero no hay de qué avergonzarse, entre los relatos no seleccionados por el jurado del ReC he leído muchos que son verdaderas joyas y otros que, siendo joyas o no, han tenido éxito en otros concursos, alguno muy codiciado por sus suculentos premios.

Corazón sioux




Intentando que dejara de hacer el indio ya le habíamos escondido el hacha, las plumas y las pinturas de guerra; por fin el sábado, mientras dormía la siesta, le trasquilamos la melena. Desde entonces papá dejó de hablarnos, encendió una hoguera en el patio y pasaba las horas tapándola y destapándola con una manta. Hasta que acudieron a buscarlo. Doce guerreros y trece caballos. Escapó con ellos a galope, por la vía de servicio, y no hemos vuelto a saber de él.

El pelo natural se cotiza a buen precio. A los cueros cabelludos que tenía almacenados en el garaje les vamos dando salida poco a poco, por no despertar sospechas.

10 comentarios:

  1. A mí que no me toquen la cabellera...
    Buen relato: inquietante.
    Saludos.

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    1. Gracias, CDG, parece que a ti no te disgustó tanto el último párrafo (al menos te llamó la atención).

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  2. Hola, Elisa. Me gusta mucho el relato. Solo una opinión de entrometido: creo que el micro termina en caballos. Al decir trece se entiende que el padre se irá con ellos. Y en ese trece caballos reside toda la magia del relato, por eso debería terminar ahí. Lo de los cueros cabelludos entiendo pretende establecer que la situación del padre-indio era verdadera pero eso ya queda demostrado con la aparición de los jinetes. Las dos últimas oraciones las unificaría: Hasta que una tarde acudieron a buscarlo doce guerreros y trece caballos. Agregue una tarde. Como siempre, es solo una opinión, el autor siempre manda en sus textos.

    Saludos cordiales

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    1. Gabriel, tú nunca eres entrometido, me encantan tus críticas constructivas. Tienes toda la razón en que coloqué lo de las cabelleras para dejar clara la situación. La verdad es que le estuve dando muchas vueltas a un final alternativo (en el que la familia se pusiera a hacer señales de humo pidiéndole al padre que volveira) e incluso pensé cortar el último párrafo. Sin embargo estoy con José María, para mí la vía de servicio es imprescindible. Gracias y un abrazo.

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  3. Me ha gustado mucho tu texto. Me recuerda a uno que escribí hace tiempo en el que también jugaba con la aparente locura del protagonista que acaba siendo confirmada por los acontecimientos. Como Gabriel, creo que el relato hubiera ganado fuerza sin el último párrafo; pero yo mantendría la referencia a la huída por "la vía de servicio", que le da un punto humorístico y desdramatizador muy interesante. En cualquier caso, es tu texto, tu mundo y tú eres su reina (y en parte también la nuestra); así que me parece bien como lo has completado. Saludos.

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    1. Pues gracias también por tu crítica, estos son los comentarios más interesantes que pueden hacerse y casi nunca nos atrevemos a ello. Como le he dicho a Gabriel, creo que el corte va donde tú dices, me gusta la valoración que haces de la vía de servicio porque para mí no era un detalle baladí, sino el que situaba la acción en un tiempo y en un espacio más o menos acotado.
      Un abrazo.

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    2. Esto de la extensión de un microcuento es algo difícil de valorar. Gabriel y yo hubiéramos optado por suprimir el último párrafo; sin embargo, es verdad que aporta una nueva idea bastante interesante, como es la actitud de la familia ante las actitudes del padre. Ese toque "vergonzante" del comportamiento de los hijos y su preocupación por el qué dirán tiene su punto. Lo que me ha pasado es que para percibirlo he tenido que volver a leer hoy el relato. Ayer me dejó llevar por la fuerza que le has dado al comportamiento paterno y a su huída.

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    3. Pues muchas gracias por la relectura. Y de momento lo dejaremos tal como está :-).

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  4. Iré por partes, Elisa.

    La iniciativa de los Despojos -en la que no participo, pero de la que sí disfruto- de Fernando me parece estupenda, porque -estoy convencido de que- no seré el único que piensa que muchos de los despojos son, al menos, tan buenos como los relatos que resultan finalistas. Varlorando la difusión del género que hace este concurso -que es importante-, no deja de generarme dudas la selección que hacen, basicamente por una cuestión de tiempos. Es difícil leer y elegir entre más de 500 micros en solo tres días.

    Dicho esto, tu micro me parece muy bueno y -pareceré indeciso- creo que cualquiera de las dos alternativas planteadas -la tuya y la de Gabriel- sería válida.

    Te dejo aquí mis aplausos.

    Un saludo,

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    1. Gracias, Pedro, es un placer recibir tu visita y tus comentarios, siempre currados. Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices sobre los despojos, ha resultado una experiencia de lo más interesante.

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