Caravaggio, El tañedor de laúd |
En cuanto llegó a oídos del rey que tenía la virtud de detener el tiempo con los sonidos que arrancaba del laúd, no dudó en cegarlo y mantenerlo prisionero en su cámara. Las noches de placer del monarca se dilataban hasta que el dolor en las yemas de los dedos impedía al muchacho seguir tocando.
Derrocado el tirano, los encallecidos dedos del joven tocan infatigables bajo la tronera de la mazmorra donde yace. Y así, el don maravilloso de la música les prolonga eternamente la agonía.
La virtud se tornó condena, en este caso infinita. Al final, la venganza siempre llega y es más terrible.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué alegría verte por aquí, Agus.
EliminarLa venganza llega, pero el coste para el que se venga suele ser demasiado alto.
Abrazos de vuelta.
Ya no recordaba tus maravillosos micros a partir de un cuadro. Son tan deliciosos que podría comérmelos. Un beso.
ResponderEliminarAy, Mar, no te los comas, que no suelen ser demasiado digestivos. Un beso
EliminarMe gusta mucho tu serie de microrrelatos surgidos de un cuadro clásico. Tienen una dimensión excepcional.
ResponderEliminarAbrazos
Me alegra que te gusten, Susana, a ver si consigo ir aumentando la serie. Abrazos también para ti.
EliminarNo conocía esta serie de micros con cuadro, pero me encanta Caravaggio y me ha encantado tu forma de darle vida a una cadena perpetúa a través de los sonidos de un laúd.
ResponderEliminarParticipé en el concurso de relatos de Thissen, con un cuadro de este pintor. Puede que te guste si aún no está cerrado el concurso (lo envié hace días, no recuerdo).
¿Los has publicado con la etiqueta "pintura", verdad?. Leeré los anteriores. Un beso.
Laura, creo que terminaba el quince de mayo. Yo no llegué a participar, ando falta de tiempo últimamente. Mucha suerte a ver si Caravaggio nos da la alegría de verte con el premio.
EliminarHasta en lo terrible hay belleza. ¡Qué crueles somos! Pero esa es nuestra grandeza.
ResponderEliminarUn beso.
La crueldad está ahí, grandeza y miseria, siempre dándose la mano. Un abrazo, Ricardo.
EliminarDulce venganza...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Amarga, Rosa, amarga, nunca es dulce la venganza. Besos desde más o menos la tierra :-).
EliminarNos ha salido rencoroso este músico. Muy bien escrito, Elisa. Con tu sello de calidad.
ResponderEliminarMotivos tenía, ¿no? Gracias por el resto, exagerao.
ResponderEliminarMuy buen micro, Elisa.
ResponderEliminarLos tiranos siempre son derrocados. Ojalá pudiera ese músico salir a detener el tiempo en los caminos.
¡Saludos!
poco dolor comparable al de ser ahorcado por seis cuerda dobles de tripa.
ResponderEliminarBuena manera de torturar al tirano...
ResponderEliminarPásate por mi blog, aunque creo que ya se me han adelantado con el Liebster blog...
Buena mini Elise, tiene tantas lecturas como la vida...Rub
ResponderEliminarwww.senddero.wordpress.com
Consigue la venganza pero el coste es alto, la verdad. Buen micro para acompañar a este cuadro.
ResponderEliminarBesitos