Pedro Fernández Cuesta, El amor y la muerte IV |
Tengo que decirte que renuncié a disputarles tus orejas delicadas, tus ojos de paloma, tus pechos firmes y generosos, el culo abundante pero prieto. Yo estaba loco por tus huesos. No me decepcionaron ni el tuétano sabroso ni el caldo espeso y lleno de sustancia. Además soy el único que, una vez pulidos y mondos, conserva de ti algo más que el recuerdo.
Tremendo Elisa, me ha encantado. Eres la reina de Ficticia. Un abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena, Ficticia sabe a quién elige. Besos.
ResponderEliminarMmm, me ha encantado hasta el tuétano, si señora, un relato de hambre.
ResponderEliminarUn abrazo
Clara mirada hacia la auto estima de un caníbal.
ResponderEliminarEso es estar por tus huesos, y lo demás, tonterias.
ResponderEliminarUn abrazo, Elisa.
Enhorabuena otra vez, Elisa. Me encantó, totalmente canibal este micro.
ResponderEliminarBesitos
Desde un punto de vista sádico, se diría que es la sublimación del amor :-)
ResponderEliminarUn beso, Elisa.
Demasiado amor puede matar...literalmente hablando.
ResponderEliminarMuy bueno
No me extraña tus logros en Ficticia. Son todos los micros muy buenos. Este, además de caníbal es fetichista. Lo tiene todo :-)
ResponderEliminarBesos.
el amor tiene dientes afilados.
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