Imagen de Alejandro Gelaz
Aquella chiquilla feúcha y enfermiza que ayudaba a la asistenta en las faenas estaba segura de que sólo un beso de amor podría devolver al joven su primitiva apariencia; por eso se empeñaba en ser ella quien le llevase el agua y quien retirase los restos de la comida que él ya no probaba. Antes de entrar en la alcoba, desoyendo las risotadas de la mujerona, pintaba cada día sus labios de rojo, se arreglaba las trenzas e intentaba disimular las marcas de viruela con polvos de arroz. Gregorio Samsa, sumido en la desgracia, jamás le prestó atención. Franz Kafka ni siquiera consideró necesario mencionarla en la crónica de los hechos.
Este microrrelato resultó ganador del primer premio en la convocatoria de agosto de 2010 del concurso de minificciones.com.ar . Estuvo acompañado en el podio por Deja de mirarme, de Isabel Mª González, y Liquidación navideña, de Claudia Sánchez.
Felicitaciones Elisa! Es un relato estupendo! Tú sí que enseñas lo que son listones eh?
ResponderEliminarBesos,
Felicidades, Elisa. Te lo mereces!
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Elisa! Había visto la preselección: la verdad, todas muy buenas minis, y ahora veo tu primer premio. Muy bien!
ResponderEliminarMuchos cariños.
Mónica
Muy bueno, Elisa. Y original. Exprimiendo y reenfocando interioridades de otras historias. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos
Enhorabuena Elisa, un relato tierno y desolador, la imagen se construye muy bien.
ResponderEliminarAbrazos
Aplaudo la decisión, la verdad es que el relato es muy bueno, y la conexión con Kafka al final, excelente.
ResponderEliminarMuy bueno este micro de amores imposibles. Merecido premio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que tengo un ojo...
ResponderEliminar;)
Enhorabuena
R.A.
Mi enhorabuena, Elisa. También a Claudia y a Isabel.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
¡Wow, qué lindo relato! ¡Me encanta como puedes decir tanto en tan poco espacio! Parece fácil pero al menos para mi es imposible... no sé me da...
ResponderEliminar¡Felicidades por la historia!
Como un rasgo como las marcas de viruela le dan tanto al personaje ya la historia, eso me impresiona...
ResponderEliminarClaudia, también lo es el tuyo, con esa neblina londinense en rouge. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Pablo.
Cariños también a ti, Mónica, y besos a El Tato, Anita y Maite.
R.A., tardé en ver tu comentario en minificciones por aquello de que a veces desaparecen y vuelven a aparecer, te lo agradezco ahora. Y sí, tienes buen ojo, sí, se nota en todos los comentarios que te leo aquí y allá.
Un abrazo, Pablo vendavalero.
Alejandro, me alegro de que te haya gustado.
Elisa: felicidades de nuevo. Excelente micro.
ResponderEliminarQue guardadita se la tenía Kafka.
Un abrazo.
¡Enhorabuena Elisa! No me extraña que hayas ganado, es un gran texto :)
ResponderEliminarJe, je...¡Me encanta! Enhorabuena por ese premio Elisa.
ResponderEliminarFelicitaciones, Elisa. Me gustó mucho esta historia detrás de la historia, y esos pequeños detalles como "las marcas de viruela con polvos de arroz" que, creo, son los que le confieren identidad a los pequeños relatos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Elisa, qué pena que hayas estado por aquí y no nos hayamos conocido!!! Para cuando vuelvas avisa, y te sugiero que le pidas a Pablo Gonz, si no lo leíste ya, su novela Mío, que transcurre en La Palma.
ResponderEliminarUn abrazo
Premio sin duda merecido, Elisa! Me ha dejado con la boca abierta, eres magnífica!
ResponderEliminarGracias, José Manuel, Acuática, Carlota y Gabriel.
ResponderEliminarAnita, me acordé de ti, pero ya sabes cómo son los viajes, paramos poco tiempo en cada sitio y además nos dedicamos a recorrer senderos y caminos como locos y terminábamos cada día agotados, pero habrá una próxima visita, y espero que sea pronto.
Virginia, qué alegría que hayas vuelto. Y gracias por el piropo, aunque sea un poquillo exagerao.