Fotografía de Osel Villegas, en Flickr |
Había elegido para el nuevo perfil la foto de una lolita delgada que fijaba en la cámara sus ojos descarados y lucía camiseta de tirantes ceñida a los pechos breves y altivos. Entró en el grupo a través de la página de un cantante que agitaba pasiones adolescentes con la intención de controlar las aficiones y amistades de su hijo pequeño. Los primeros mensajes privados la hicieron sonreír por su ingenuidad, pero pronto se enganchó a un erotismo clandestino que culminó en varias citas a ciegas. Ahora, en sus noches de insomnio, se pregunta con horror cuál de aquellos cinco amigos que no hicieron ascos a su belleza madura será el que le descubra a su retoño la auténtica identidad de "Sandy".
Demoledor. Con demasiada frecuencia nos olvidamos de que el mundo real sigue imponiendo sus reglas por encima de la fantasía virtual.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel, por leer y comentar.
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