Entre que anuncia una hora y la siguiente, la cuclilla
escapa por la ventana del salón y busca apresurada un nido ajeno. Ya ha dejado sus
huevos en la caja del que se encarama en la torre de la iglesia, en la del que
vive sobre la puerta de la estación, en la del que preside la fachada del
Ayuntamiento. Ninguno de esos pájaros de cantos variopintos se decide a
empollarle la puesta.
Elisa, recuerdo este microrrelato, que me encantó por el juego que realiza ese vuelo de cuco. Su única pega en el concurso fue que se topó, si no recuerdo mal, con Atila.
ResponderEliminarEn cualquier caso, un gran microrrelato, con mucho ingenio.
Abrazos.
Qué memorión tienes, Nico, no solo te acuerdas del texto, sino también de quién se llevó el gato al agua, nuestra querida MJ. No hay duda de que eres un gran candidato para el próximo Trivial microjustero (hay que repetirlo, hay que repetirlo). Un abrazo y gracias por pasar.
EliminarCantidad de perlas las que nos dejas en cada microjustas Elisa. gracias por recordarla.
ResponderEliminarAbrazo.
Abrazo, osito.
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