Maiden voyage, fotografía de JeeYoung Lee |
Se sienta a ensayar en el escalón de la trasera, que da al descampado donde tienden las mujeres. Hace un mes les cortaron el agua y sus pies churretosos, mal cubiertos por las chanclas, tiemblan con los primeros fríos. El padre ronca una siesta de vino barato, la madre friega la loza en el dornillo, los hermanos chicos remueven los matojos con palitos buscando caracoles. El maestro le ha dicho que ella vale, pero tiene que practicar y practicar. El sonido de su flauta de plástico ya logra hacer bailar las prendas que cuelgan de las cuerdas y, en su danza, los tonos agrisados vuelven al blanco, al amarillo, al añil primitivo. Cuando interpreta el Otoño sin equivocarse, tiñe de oro las hojas embarradas que el viento les robó a los chopos. El día en que sus dedos consigan reproducir sin errores las melodías que suenan dentro de su cabeza pedirá al maestro que le escriba las partituras, hará con ellas un barco de papel, se subirá y, tocando alegre la música suya, se irá del barrio para no volver.
Hoy se cumple un año de los Viernes creativos a los que nos convoca Fernando Vicente. Aunque yo he participado poco los he seguido con asiduidad. Este relato lo escribí para la fotografía de JeeYoung Lee que Fernando propuso para inspirarnos.
No sigo ese taller porque no soy muy de talleres, pero veo que ha dado buenos frutos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
No es un taller, simplemente un empujoncito para escribir a partir de una imagen. Gracias por pasarte, me da alegría.
EliminarComo una encantadora de serpientes, pero al revés.
ResponderEliminarAbrazos Elisa.
Compañero de fatigas, un abrazo fuerte.
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