Desde que una noche de galerna él no regresó de la mar, ella dibuja en la arena: “Te quiero, Antón”. Luego, contempla cómo las olas se llevan sus palabras.
Al bajar la marea, vuelve a la playa presurosa y encuentra la respuesta, escrita con la letra torpe del marido: “Yo también, Carmiña”.
Este microrrelato participó en la Sortija de las II Microjustas literarias y, además, fue elegido por Acuática para leerlo en la Antología oral de microrrelatos. Se puede escuchar aquí (junto a los demás micros del encadenado).
Jijiji, ¡si es que es genial!Y en esta época viene que ni pintado. Joé, ¡qué humedad hace en la playa!
ResponderEliminarEspero que estés teniendo un verano súper molón ;)
Besitos
^_^
La playa es su facebook , y la arena, su muro.
ResponderEliminarQue hermoso y que triste.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Muy lindo micro Elisa. Cariños.
ResponderEliminarMuy hermoso por lo que cuenta sobre la persistencia del amor.
ResponderEliminarSupongo que no hay mejores palabras de despedida.
ResponderEliminarMuy bueno, Elisa, me gusta mucho.
Muchos saludos.
La primera ola, el primer párrafo, me encanta. Creo que tiene fuerza propia. La segunda es relajante, aporta el toque de fantasía, se esperanza, de respuesta. Me gusta mucho este mar
ResponderEliminarSaludillos
Eso es morriña, ¿no? Nostalgia, melancolía...el texto gotea ambas. Entrañable.
ResponderEliminarElisa, ¡precioso! Es un micro que llega y te emociona. Es cortito pero con la suficiente fuerza para que digas... ¡Qué bonita historia de amor! A pesar de la distancia.
ResponderEliminarEsa idea de devolverse mensajes en la playa, increíble.
Me ha gustado mucho, un abrazo grande.
Gracias a todos, no puedo pararme a responder con tranquilidad porque me marcho de viaje. ¡A Estocolomo! Allí está mi sobrina, con una beca, y coincidiremos con mi hermana, mi cuñado, otro sobrino y como voy con mi marido y mis hijos nos veréis en el periódico: ¡Sevilla toma Estocolmo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonito amor que va y viene con las olas. Feliz viaje!!
ResponderEliminares lo más bonito que he leído hace mucho mucho tiempo.
ResponderEliminarPrecioso!!!!!! me ha encantado esta correspondencia que el mar y su marea se encarga de traer y llevar. Abrazos.
ResponderEliminarMuy bonito. Me encantó.
ResponderEliminarBesos con olor a mar.
Original, bello, tierno..., una historia que deja huella.
ResponderEliminarSencillo, tierno y melancólico como la arena borrada que arrastran las olas. Me ha gustado mucho. Y... ¡fuerza, Sevilla, a por los vikingos!
ResponderEliminarBesos,
Susana Camps
Muy bonito relato, aunque triste... Las olas se llevan sus palabras y le devuelven la certeza de que él ya no volverá. Porque si pudiera volver, ya habría vuelto, puesto que le echa de menos. Ay... (suspiro)
ResponderEliminarMe gustó desde la primera vez que lo leí.
ResponderEliminarSaludos y ¡feliz viaje!
Genial, Elisa. Una hermosa cumbrecita del género. Lo apunto entre mis preferidos, claro.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Que bonito, Elisa! Eso si que es un buen sistema de comunicación y no el FaceBook ese
ResponderEliminarPrecioso Elisa. Supe de tí por "Maestrita", del concurso ¿Dónde lees tú? y desde entonces te sigo. Yo soy la escritora de "Morriña". Tus comentarios en mi blog, que tiene apenas unos días de vida, son un privilegio. Un beso y felices vacaciones.
ResponderEliminarMuy lindo. Sin duda a Antón le va a ser difícil mantener la correspondencia, su nueva mujer Eulogia, la panadera del pueblo vecino, ya no le está creyendo esta historia de salir todas las noches a repartir cartas. ¡Si en este pueblo casi nadie sabe escribir! -Es que son virtuales, le contesta…igual sospecha. Un abrazo.
ResponderEliminarDe vuelta (y en el primer día de trabajo) agradezco y saludo a los comentaristas que me visitaron en el mes agosto, en el que recorrí hermosos paisajes, gocé de inmejorable compañía y sufrí dificultades de conexión.
ResponderEliminarHermoso, muy hermoso poema! de una bella historia de amor sin distancias. Gracias por compartirlo.
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