3 mar 2010

No me gusta el tirachinas





Cada lector tiene el dinosaurio que se merece.
Javier Mije

Quedamos con la pandilla en la esquina de casa de Jessi, que vive al lado de la feria. Mi madre me dio permiso para quedarme a dormir allí y Jessi me prestó su top negro, con el escote palabra de honor. Cuando llegó Rubén empezó a meterse conmigo, que si se me iba a caer, que si yo no tenía tetas para sujetarlo, y me dio mucha rabia, pero luego, cuando todos se subieron en el Tirachinas y yo no quise, porque me entra fatiga, se quedó conmigo, aunque a él sí que le gusta, y me compró papeletas en la tómbola. Sólo me tocó un animalito de tela, de esos llenos de bolitas, un dinosaurio verde con la cresta amarilla. Con una mano lo llevaba y la otra me la cogió Rubén. A mí me latía el corazón muy deprisa y no me atrevía a decirle nada, sólo pensaba que me gustaría que no me la soltara nunca.

Después fuimos a la caseta del distrito y con el dinero que nos quedaba compramos rebujito, nosotros dos cogimos una jarra y cuando se terminaba mi vaso de plástico, él me lo rellenaba. No sé cuántos bebimos, entre vaso y vaso, Rubén me besaba en los labios, casi sin rozarme, y yo sentía como si me quemara. Me daba vergüenza y seguía sin saber qué decir, sólo bebía deprisa para que, al terminar el vaso, me besara de nuevo.

No me acuerdo de cómo llegamos a casa de Jessi. Creo que vomité en el descansillo y que fue ella la que tuvo que meterme en la cama mientras, entre susurros, me decía que no hiciera ruido, que iba a despertar a su madre. Todo me daba vueltas y la cabeza me dolía como nunca, pero cuando me desperté, apretado en mi puño derecho, el dinosaurio todavía estaba allí.

Tirachinas: Atracción ferial espeluznante que aparece en la fotografía.
Rebujito: Mejunje que se consume en la feria de abril de Sevilla compuesto por Seven Up y vino fino.

Safe Creative #1008127034006

6 comentarios:

  1. Pero, en el tirachinas, ¿es la gente común la que se sube? Sí es así, paso; de sólo verlo me da vértigo.

    Elisa, me ha gustado mucho el relato que acertadamente has etiquetado como "estampa". Original y buena manera de reasumir al dino del señor Monterroso.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Grande, esta interpretación del dinosaurio!!:) Me ha gustado muchísimo!
    (a mi me da pavor el tirachinas... y cualquier otra atracción del mundo!jejejee!)

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, la gente normal, muy joven, claro, se sube en esos aparatos de tortura. A mis hijos les encanta. Aquí a sentir náuseas le decimos "dar fatiga".

    Gabriel, Virginia, gracias por leer y comentar.

    ResponderEliminar
  4. Elisa, llego tarde al tirachinas pero es que a veces leo así, a saltos. Aunque ya no sea fecha quería decirte que me ha gustado mucho esa forma de narrar tan fresquita, tan "de la edad".
    Y, desde luego, me ha hecho sonreír el dinosaurio :-), el pobre, al que ya todos le tenemos un poquito de pereza, pero que ha salido en este cuento tan bien parado, renovadito del todo.
    Me encantó. Besos

    ResponderEliminar
  5. Rocío, muchas gracias, no sabes la ilusión que me hace tu comentario en esta entrada ya devorada por el tiempo. A este cuento le tengo yo mucho cariño, lo escribí pensado en una alumna y le mezclé algunos recuerdos propios. Que te guste a ti, experta en niños (los protagonistas son casi niños también) me enorgullece especialmente.

    Besos también a ti.

    ResponderEliminar
  6. Uy Elisa, gracias por lo que me toca, a mí también me hace muchísima ilusión lo que me dices. Y sí, he visto a los protagonistas sólo un poquito mayores que a los niños en los que suelo pensar yo, por eso me ha gustado especialmente, los he visto crecer. Gracias de nuevo por tus palabras, guapa, un beso

    ResponderEliminar

¡Gracias por comentar!