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Hace mucho que no usa ni la capa ni la caperuza, pero sus rasgos maduros aún conservan la belleza inquietante que tuvo desde niña. Su mala suerte en el amor es la comidilla del pueblo. Muchos la han pretendido y a todos acabó por rechazarlos. Ayer vino al estudio. Durante un rato repasó mis diseños como quien cumple un trámite. Al fin, con la voz tímida y las mejillas rojas, me pidió que tatuara en su vientre, junto a la marca casi desvanecida de una dentellada feroz, la cabeza del lobo.
Este micro ha resultado ganador en el III Certamen de Microrrelato Realidad Ilusoria, convocado en el blog del mismo nombre por Miguel Ángel Page.
Qué buenos los cuentos clásicos y... sus infinitas versiones. Tengo debilidad por ellos.
ResponderEliminarDe modo que, como experta que soy en este tema,... este es de los buenos buenos.
Gracias, Luisa, sí que eres experta en ellos, te he leído muchos, así que muy honrada. Un beso.
EliminarYa pierdo el control, creo que te he felicitado, pero lo vuelvo a repetir, un gran micro, enhorabuena por llevar este galardón vallekano.
ResponderEliminarEs un orgullo llevar a Vallekas en el "palmarés", entre otras cosas por ti y por Miguel Ángel. Un abrazo para ti y otro para Saly.
EliminarDice un proverbio oriental: “Aquél que al recorrer el camino viejo ha aprendido el nuevo ha llegado a maestro”. Y un poco eso pasa con tu micro, tomas un tema viejo pero le das una vuelta de tuerca que lo hace nuevo, de ahí la maestría. ¡Felicidades y que tengas un muy buen 2016!
ResponderEliminarAbrazos
"Quizás, he pensado, nostalgia de ti" dice una canción.
ResponderEliminarMe encantó.
Salud.
La nostalgia nos da extrañas sorpresas. Por lo menos a mí ;-).
EliminarQué bonito!
ResponderEliminarEnhorabuena.
Gracias, Yolanda, ya he visto que coincidimos en darle una vuelta al cuento de Caperucita, unos cuantos años después... Tú la enviaste a Manhattan y yo a hacerse un tatuaje. Como dice Luisa, cuánto juego dan estas historias.
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