Lobos, de Manuel Gil Pérez |
Me equivoqué al pensar que este pellejo lanudo y demasiado
estrecho me ayudaría a sobrevivir. Al ataque constante de mis verdaderos
congéneres, se suma el hostigamiento de quienes deberían ser mis hermanos de
adopción: hoy en día, todo cordero que se precie luce una correosa piel de lobo.
Relato publicado en el blog Cincuenta palabras.
No podías haberlo expresado mejor. ¡Cuántos lobos disfrazados de corderos nos encontramos todos los días!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Casi tantos como corderos disfrazados de lobo, Nani. Muchos besos.
EliminarPues sí Elisa, así es la vida urbana.
ResponderEliminarDura, sí señor.
EliminarInteresante relato de actualidad, así nos va. Tu relato retuerce la mente del lector (al menos la mía) pues al lobo bueno le vistes de corderos y a estos de lobos. Dios y Diablo, quién es quien.
ResponderEliminarPues sí, Ximens, quién es quién, Dios y Diablo, víctima y verdugo, amante y amado, lobos y corderos, seguramente todos alternándose los papeles.
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