Fragmentos de un libro perdido
Observas admirado
la forja del alfanje.
La cabeza que corte
bien puede ser la tuya.
...
Ni el hábil ballestero
con toda su destreza
puede rasgar la nube.
...
¿Es culpable la espada,
la mano que la empuña
o quien aguzó el filo?
...
No a la que hiere y mata
sino a la que libera
de un tajo la atadura,
a esa le canto.
Lo tengo claro: es culpable quien la empuña. En cualquier caso, me quedo con el final.
ResponderEliminarGracias de nuevo. El final es lo que vale, claro. Un saludo.
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