Ilustración de Sara Lew |
Arranca la careta de madre sacrificada, la de esposa complaciente, la de funcionaria eficaz, la de hija solícita, la de amable vecina. Cuando el rostro no es más que un puro hueco, renuncia a maquillarse. Sabe bien que el alcohol, la música, la sorpresa del deseo fortuito dibujarán con trazo preciso la mejor máscara de carnaval.
Ya se ha enterrado la sardina, pero en Cádiz aún quedan restos de carnaval. Esta fue mi participación de febrero en ENTC.
Eso nunca me ha quedado claro ¿En carnaval es cuando nos ponemos la máscara, o cuando nos la quitamos?
ResponderEliminarAbrazos Elisa.
Abrazos, Miguel, máscaras, máscaras, yo sé cuando nos las ponemos, cuando nos convocan a las microjustas. Esas son las mejores.
EliminarElisa, una imagen muy desgarradora e impactante la que aparece tras quitarse la máscara. Y es que a veces...es mejor no desprenderse de aquello que recubre.
ResponderEliminarBuen micro y suerte para el concurso.
Abrazos.
Duro, duro...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un micro árido, Elisa, arido y doloroso. De los que se quedan enganchados en la memoria del lector.
ResponderEliminarUn abrazo,