Concluida la fortificación de la ciudad, ordenó el conde nuestro señor que las puertas se cerraran y solo se abrieran a quienes pagaren el portazgo, y estableció gabelas sobre la sal y sisas sobre la carne, el grano y el vino, de forma que no hubo persona, animal o cosa que no devengase tributos o alcabalas al atravesarlas. Y ocurrió que, al ver que se acercaban las huestes enemigas, asesinamos a los centinelas del postigo del Carbón para dejarles el paso franco. Los enemigos clavaron en una pica la cabeza del conde, vaciaron las alhóndigas y violaron a nuestras mujeres. Después, mandaron reforzar las defensas de la ciudad, cerraron las puertas, que solo se abrirían a quienes pagaren el portazgo, y establecieron gabelas sobre la sal y sisas sobre la carne, el grano y el vino.
Ahora cercan nuestra ciudad las tropas de los deudos del conde. En lontananza vemos la polvareda que levantan, al aproximarse, los aliados del enemigo.
Ahora cercan nuestra ciudad las tropas de los deudos del conde. En lontananza vemos la polvareda que levantan, al aproximarse, los aliados del enemigo.
Publicado en El Microrrelatista.
Elisa, un micro excelente que bien vale para explicar la realidad que nos toca vivir. Es la historia (Historia, con mayúscula, debería decir) que se repite para demostrarnos que no aprendemos.
ResponderEliminarMis aplausos.
Un abrazo.
No aprendemos, pero sobre todo, no nos dejan aprender. Un abrazo de vuelta.
EliminarEstupendo, clarísimo y lleno de sutil ironía. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, compañero :-).
Eliminarla vieja premisa política de "quítate tu pa'ponerme yo",queda claramente establecida en éste relato.
ResponderEliminarY no aprendemos a suprimir la existencia misma del poder por medio de la fuerza. El lograr ésto sería el inicio de un progreso más justo.
Por mientras seguimos como humanidad disfuncional.
Pues sí, así seguimos, quítate tú pa ponerme yo, y no conseguimos encontrar otras alternativas más razonables. Aunque yo pienso que si suprimimos el poder por la fuerza estamos creando otro poder que caerá en los mismos vicios. Ojalá se pudiera hacer de otra forma.
EliminarQué bien lo cuentas Elisa!!! Un círculo vicioso en el que seguimos viviendo :(
ResponderEliminarBesos desde el aire
Besos, Rosa, los círculos viciosos son los más abundantes.
EliminarMe gusta mucho, Elisa, y sin el último párrafo aún más ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias señor J, no sabe cuánto me gusta su comentario. Tal vez el último párrafo sea un insulto al lector inteligente, debe ser que no confío bastante en él :-D. Tendré que pensar en su consejo si reutilizo el texto en el futuro.
EliminarGenial, Elisa.
ResponderEliminarAbrazos, compañera.
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