Deposita el portafolios en el recibidor, se coloca las zapatillas y entra en el confortable salón. Carlitos, en una esquina, continúa concentrado en su consola; Mariela se balancea al ritmo vibrante y desconocido que le marcan los auriculares de su iPod; Liliana despega por un instante la vista de la pantalla del ordenador y lo saluda con un beso volado. Reprimiendo las ganas de aporrear el metacrilato de la mesita baja, Ramón se acerca a la estantería, escoge uno de sus antiguos vinilos y acaricia la superficie aterciopelada de los altavoces, los mismos que atronaban de música la casa de sus viejos ante protestas de todo el vecindario. Pincha el disco no sin colocarse, discreto, sus propios auriculares.
—Hello? Is there anybody in there? — lo interpela la voz de Roger Waters. Después, la guitarra de Guilmour terminará de envolverlo en soledad.
Tengo otra versión que termina con un final algo "quijotesco". La dejo aquí, por si alguien quiere opinar sobre cuál prefiere :-).
Confortably numb
Deposita el portafolios en el recibidor, se coloca las zapatillas y entra en el salón. Carlitos, en una esquina, continúa concentrado en su consola; Mariela se balancea al ritmo vibrante y desconocido que le marcan los auriculares de su iPod; Liliana despega por un instante la vista de la pantalla del ordenador y lo saluda con un beso volado. Reprimiendo las ganas de aporrear el metacrilato de la mesita baja, Ramón se acerca a la estantería, escoge uno de sus antiguos vinilos y acaricia la superficie aterciopelada de los altavoces, los mismos que atronaban la casa de sus viejos ante protestas de todo el vecindario. Pincha el disco no sin colocarse, discreto, sus propios auriculares.
—Hello? Is there anybody in there? — lo interpela la voz Roger Waters. Y enseguida, al ritmo de la guitarra de Guilmour, enristra la lámpara de pie y se arroja contra el muro de silencio.
El primer final, mucho mejor. Más abierto y refleja el autismo en el que nos metemos, voluntaria o involuntariamente.
ResponderEliminar¡¡¡Gracias anónimo!!! Me gusta tu elección y sus motivos.
Eliminar¿Cuándo has estado en casa que no te he visto Elisa? Tal vez estaba demasiado ensimismado con el lightroom procesando fotos y no te vi.
ResponderEliminarYo también me quedo con la primera
Ay, que no tengo que ir a la tuya, que con la mía me basta.
EliminarSi la primera versión, que ya cada lector decida si la lampara baila o se carga uno a uno todos los aparatos eléctricos en los que está enchufada la familia.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Luisa, pues nada, somos nosotros los que tenemos que intentar cargarnos los muros. Un beso.
EliminarMás real el primer final. Pero yo, me quedo con el segundo, con romper ese muro de silencio en el que nos vamos envolviendo. Qué le vamos a hacer, soy un poco rebelde.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ole,Rosa, a romper muros, di que sí. Besos.
EliminarYo también me quedo con el segundo, ese romper el muro de silencio me encanta. Quizá querría romper el mío propio... aunque quizá le quitaría el "hasta derribarlo" para dejarlo abierto. No sé ¿qué te parece?
ResponderEliminarMe gustan mucho los dos, en todo caso.
Abrazos
Gracias por la corrección, Ana, me parece muy acertada. Voy a quitar el "hasta derribarlo", gana el final con el tijeretacillo.
EliminarMe ha gustado mucho, Elisa. Es fantástico cómo vas construyendo esos muros invisibles en la mente del lector frase a frase. Yo me quedo con el primero. Para mí es mucho más potente y demoledor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Jes, apunto tu voto para el primero, aunque parece que la cosa va a quedar en tablas.
EliminarUn beso.
Elisa, pues yo voy a disentir y digo que me gusta más el segundo final. Le proporciona una fuerza y poesía que remata muy bien el microrrelato.
ResponderEliminarEn cualquier caso, se refleja muy bien en el texto la sociedad en la que vivimos, en que todos podemos estar ausentes en compañía. ¿Dónde quedaron aquellas reuniones familiares para conversar o aquellas hilas?
Abrazos.
De hilas debes saber tú más que nadie, je, je, no te envidio. Gracias por el comentario y un abrazo.
EliminarPrefiero el primer final, Elisa; por la posibilidad que le dejas al lector de cocrear la pieza contigo.
ResponderEliminarAhora bien, culaquiera de las dos alternativas son excelentes.
Un abrazo,
Pedro, hijo, da gusto que pases por aquí, siempre animando. Un abrazo.
EliminarYo creo que un microrrelato refleja la existencia de ese Muro y el otro va más allá y muestra la rebeldía ante él. (A este último le podría venir bien un cambio en el título, en lugar de Comfortably numb, podría ser Uncomfortably numb)
ResponderEliminarPor cierto, hay un tema de Graveyard titulado asi, el grupo es una verdadera pasada y Uncomfortably numb en concreto es un temazo. Te invito a buscarlo.
Saludos, que hacía tiempo que no comentaba por aquí... ;)
Ni por aquí, ni por allá, bien reaparecido, Gotzon, fue una alegría verte llegar a las justas y comprobar que sigues vivo.
EliminarBuscaré ese tema, a ver cómo suena.
Saludos, majo.
Mucho Pink Floyd entre estos despojados, je je, que bueno.
ResponderEliminarEl primer final es más literario, quizás, aunque me deja un poso de renuncia. El segundo, como epílogo, me pone, je je.
Abrazos Elisa.
P.s. me ha recordado una altercado vecinal que tuve que resolver a base de vinilo "dark side of the moon" a todo volumen, je je.
Esta bien que haya disparidad de criterios. Va a resultar que tú eres medio protagonista del micro :-).
EliminarUn abrazo.
Hace tiempo leí que para atraer comentaristas al blog nada mejor que hacerlos partícipes, por ejemplo, colocando una pregunta al final de la entrada. Pues surte efecto, surte. Me ha encantado recibir tantas opiniones. Y prometo no abusar del truco, que cualquier truco, si se abusa de él, termina quemándose.
ResponderEliminarGracias a todos y espero volver a veros por aquí, siempre sois bien recibidos.