20 nov 2010

Asuntos de familia

Sin título (1965)
Eduardo Úrculo



Llevabas una semana muerta y ya eras otra, tan distinta que, si te fuese dado regresar, no te habríamos reconocido. En nuestras conversaciones la tacañería se transformaba en austeridad, el despotismo en guía atenta y vigilante, las humillaciones en suaves correctivos y la crueldad en desvelos. Hasta parecía que habías sido capaz de sonreír y de besar, que nunca te había apestado el aliento a ginebra. A los quince días empezaron a murmurar a mis espaldas y al cumplirse un mes, escandalizados, me denunciaron. A ver cómo le explico al juez que sí, que el gatillo lo apreté yo, pero sólo porque me tocó la carta más alta.

15 comentarios:

  1. Es excelente Elisa y además de los que ganan con cada lectura. En la primera apresurada he visto una cosa ya en la segunda he visto todo lo que arrastraba esa mujer y en la tercera he completado el círculo. Seguiré leyendo y disfrutando con cada matiz, cómo eliges unas palabras y no otras precisamente.

    Un saludín.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Rosana, este micro llevaba dos años durmiendo y no sabía si publicarlo o no (a mi lector de confianza, el que me hace la primera criba, no le gusta nada, creo que no le van los negros, negros) estaba deseando tener una opinión al respecto. Me alegro que te haya gustado.

    ResponderEliminar
  3. A mí si me ha gustado esta mezcla de negruras varias. Y siempre sabes reflejar ciertos aspectos de la condición humana. El hecho de que con el discurrir del tiempo la difunta gane en cualidades que nuca tuvo y cómo esas mismas cualidades(sin decirlo) le hacen imaginar al lector lo opuesto y real es un buen recurso.

    ResponderEliminar
  4. Elisa, me ha encantado!!! A mí sí me van los negros negros.
    El modo ascendente en que vas describiendo la crueldad de la muerta y la 'injusticia' que la familia comete con la narradora esxtraordinario.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Patricia, qué alegría tu comentario, por que te haya gustado y, sobre todo, por ver que vas teniendo ánimo de asomarte a las ventanas de los amigos.
    Un abrazo.

    Y después de haber leído tu relato de la mujer y los cerdos, no me cabe duda de que lo negro negro te va a veces :).

    ResponderEliminar
  6. Hay espacio para todos los géneros y este micro te salió perfecto.

    Un saludo indio

    ResponderEliminar
  7. Negrísimo micro, Elisa. Excelente tono: me gusta cómo el narrador se toma su tiempo, mete en tema serenamente, aunque destilando ya la filosa y resignada ironía del que se sabe traicionado. El remate es muy bueno, inesperado para mí.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Este me ha gustado un montón, Elisa. ¿Me dejas añadirlo a mi microteca?
    Un beso
    :)

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias, Indio y Mónica, como este es uno de mis micros perdedores (en palabras de Santamaría) de ReC, le vienen muy bien vuestras palabras de ánimo.

    Marina, cómo me va a importar, para mí es motivo de orgullo ingresar en ella.

    ResponderEliminar
  10. Creo que hay más colores que el negro aquí. Hay un azul oscuro en la historia de cómo mejora ella con el tiempo después de muerta. Y hay un rojo chillón en ese final de azotea de casino alcoholizado, excesivo...
    Y gana con cada lectura, cierto.
    Saludos
    Gabriel

    ResponderEliminar
  11. Es que morirse le debe cambiar a uno la vida... tú explícaselo tal cual, a veces hay jueces que comprenden...

    ResponderEliminar
  12. Gracias, Propílogo, por abrir la paleta del colorido. El piropo de que gana con las lecturas sucesivas es de lo mejor que se puede decir de un micro.

    Virginia, ojalá haya jueces comprensivos, ya llevaba bastante pasado el pobre, un poquito de humanidad no le vendría mal. ;)
    No sé por qué, pero a mí me parece que el protagonista es varón.

    ResponderEliminar
  13. Añadido queda. No hay nada como morirse para que hablen bien de ti...
    Un beso Elisa
    :)

    ResponderEliminar
  14. Humor negro, Elisa, y más negro cuando llegue el juicio. ´Por ahí se perdió una DE en "capaz de sonreír...".
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  15. Y muy bien acompañado que va a estar allí el micro, Acuática.

    José Manuel, parece mentira que los ojos nos traicionen tanto que llegamos a ver lo que no hay. Parece que has sido el primero en darte cuenta. Muchas gracias, ahora mismo lo corrijo. Y gracias también por pasar y dejar huella.

    ResponderEliminar

¡Gracias por comentar!