Los copos de nieve se acumulaban sobre el sofá, la escarcha cubría el dormitorio y por el pasillo, hacia la cocina, avanzaba un glaciar que congeló el horno. "No soporto este frío", dijiste antes de marcharte. Entonces comenzó el deshielo. Desde los altillos donde guardé tus fotos y tus regalos se despeñaron los torrentes que anegaron el salón y convirtieron la que fue nuestra cama en un bote a la deriva. Pero el sol ha seguido calentando. Sobre la alfombra del salón ha empezado a brotar el césped y, entre las sábanas, despuntan las primeras margaritas.
Este micro resultó ganador en el programa Wonderland de RNE la última semana de enero. Aquí se puede escuchar el audio con la lectura y los comentarios del jurado.
Me encanta. Felicidades por ese paralelismo que estableces entre el fin de la relación y el cambio climático.
ResponderEliminarGenial ese bote a la deriva.
Felicidades.
Muchas gracias, Yolanda, a mí me encanta leer un comentario aprobatorio de una experta en Wonderland.
EliminarFelicidades. No me extraña el reconocimiento, es una gran metáfora.
ResponderEliminarUn abrazo, Ximens, también tu opinión es de las de peso, ganador trimestral nada menos.
EliminarQué hermoso, hija!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Y qué generoso y qué majo eres tú, Miguelángel.
EliminarEl invierno no soporta el frío, ¡mal vamos!
ResponderEliminarPS.- ¡¡ENHORABUENA POR EL PREMIO!!
Un abracímo, Torpeyvago.
Eliminar¡Enhorabuena! Los otros relatos no eran mancos
ResponderEliminar¡Gracias, Joaquín! Hace tiempo que no me dejabas una notita.
EliminarEnhorabuena,Elisa,qué bonita metáfora para contar con tanta economia esa historia con desenlace feliz o al menos esperanzado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio, los micros no suelen tener final feliz, pero este salió así, será las ganas de librarnos del frío de estos días.
EliminarLo primero enhorabuena. Un texto que es pura poesía. Me gusta mucho.
ResponderEliminarA ti solo puedo darte, una vez más, las gracias. Siempre te encuentro al otro lado.
EliminarRafael Pérez Estrada solía decir que la escritura es una calle de asombros, en cuyas aceras se entrecruzan imaginación y poesía. De esos ingredientes se hace tu hermoso microrrelato, Elisa; así que no queda sino abrir la ventana del afecto para que salga el sol y se evapore tanta nieve. Abrazos desde Rivas (Madrid)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, José Luis. Rafael Pérez Estrada es uno de mis microrrelatistas preferidos. Acabo de descubrir tu blog, pasaré por allí con frecuencia.
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